Transición ecológica y social: un delicado equilibrio

La ecología, la protección de los bosques y océanos, el calentamiento global y la crisis climática debía estar en el centro de todos los gobiernos y del de la Comisión Europea. Pero el contexto económico, geopolítico y social está cambiando las tornas de decisiones en ocasiones

La transformación medioambiental no debería detenerse ni ralentizarse por nada. Pero en el curso de este proceso ya iniciado en el mundo, y sobre todo la puesta en práctica, de la necesaria transformación medioambiental frente al cambio climático y el hundimiento de la biodiversidad es hoy incierto a nivel de los dos territorios. El movimiento agrario, en Francia y en toda Europa, pone de manifiesto estas tensiones. Lo analizamos más de cerca.  

La ecología a la francesa, a prueba por el cambio climático

La campaña presidencial francesa de 2022 prometía que “los próximos cinco años serán ecológicos o no serán”. 

Desde septiembre se ha desplegado un método concreto: la “ecología a la francesa”. Basado en incentivos y en el fin de las “normas inútiles”, más que en la coacción, el objetivo es animar a los franceses a “avanzar más rápido” sin retrasarlos. 

El Gobierno ve en ello la estrategia ideal para calmar el descontento social, sobre todo en el sector agrícola, donde “los agricultores tienen la sensación de enfrentarse a un Estado que controla más de lo que apoya”. 

Pero en un momento en que el Alto Consejo para el Cambio Climático insiste en la necesidad de duplicar el ritmo anual de reducción de nuestras emisiones de CO2 para cumplir los objetivos europeos para 2030, el método suscita dudas sobre su capacidad para transformar el país lo suficiente para hacer frente a los retos ecológicos. 

Tanto más cuanto que la remodelación de enero, que relegó al Ministerio de Transición Ecológica al puesto 11 de 12 en cuanto a protocolo y dividió sus misiones con los Ministerios de Economía y Agricultura, tiene a las asociaciones ecologistas preocupadas por la orientación y la aplicación de la planificación ecológica.

La Red de Acción por el Clima acaba de enviar una carta abierta al Primer Ministro pidiéndole que no relegue la planificación ecológica a un segundo plano. 

Mientras que las cuestiones agrícolas ocupan actualmente el centro de la escena, el curso de la transición energética también está amenazado: la reducción de las competencias de su ministerio, con la energía ahora bajo el control del Ministerio de Economía y Hacienda, nos hace temer que las cuestiones medioambientales sean menos tenidas en cuenta y que el desarrollo de las energías renovables y el ahorro energético reciban menos prioridad. 

Una de las principales medidas anunciadas por el Primer Ministro el 26 de enero en respuesta a las reivindicaciones de los agricultores formaliza estos temores. 

Al renunciar al aumento progresivo de los impuestos sobre el gasóleo no de carretera (GNR) negociado con la FNSEA en otoño, el Gobierno da marcha atrás en la eliminación progresiva de las subvenciones a los combustibles fósiles, uno de los motores clave de la transición ecológica.

Ataque al Pacto Verde

A escala europea, el futuro y la aplicación del Green Deal, destinado a encaminar a la Unión hacia la neutralidad en carbono de aquí a 2050, también están amenazados. 

A pocos meses de la renovación del Parlamento Europeo, nacionalistas y populistas han convertido en su caballo de batalla la reducción de las normas medioambientales establecidas en el Green Deal, el paquete legislativo diseñado para aplicarlo y los aspectos agrícolas del Green Deal en forma de estrategia del tenedor a la granja. 

La legislación sobre restauración de la naturaleza y las emisiones industriales ya han pagado el precio. Y la crisis agrícola europea podría agravar el fenómeno, señala el politólogo Théodore Tallent en un artículo publicado en Le Monde. 

En un momento en que “los agricultores se sienten abandonados e incomprendidos por sus representantes políticos”, los partidos populistas “intentan aprovechar esta oportunidad para reforzar su influencia”, “capitalizando los miedos y las incertidumbres atacando a las instituciones y la legislación vigentes”, explica. 

Ahora que la Comisión Europea debe presentar el 6 de febrero una ambición reforzada de descarbonización para 2040, el escenario previsto se centra en el sector energético, el escenario previsto se centra en el sector agrícola, en particular la ganadería. 

Esto debería ser clave tanto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como para aumentar la absorción de los sumideros de carbono por los suelos y los bosques, reza un periódico local que ha podido obtener la versión provisional de la comunicación europea sobre el objetivo climático para 2040.

Agricultura y ecología: falsa oposición y verdadera necesidad de transformación

La agricultura se presenta de forma simplista como el símbolo de las tensiones en torno a las cuestiones medioambientales, y los movimientos de agricultores -de orígenes diversos- se multiplican en los distintos países europeos. 

Salir de las incoherencias del Green Deal y de la planificación ecológica, sobre todo en materia de pesticidas y carburantes, es una reivindicación clave del sindicato agrario mayoritario en el Gobierno. 

Pero como señala en LinkedIn Sandrine Le Feur, diputada y agricultora: no son las normas medioambientales las que frenan a los agricultores, son sus ingresos los que se estancan o incluso disminuyen, porque el valor lo captan los fabricantes y los supermercados, que siguen sin aplicar correctamente las leyes. 

Según el INSEE, el 18% de los agricultores franceses viven actualmente por debajo del umbral de pobreza, 5 puntos porcentuales más que en otras actividades.

A pesar de este tenso contexto social, el sector debe transformarse para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático, subraya el Alto Consejo para el Clima en su último informe. 

Tanto el sistema alimentario como la producción agrícola están “en primera línea de los desafíos climáticos” -la sequía de 2022 causó pérdidas de entre 2.000 y 4.000 millones de euros a los ganaderos franceses, según el informe- y “desempeñan un papel central en la consecución de los objetivos climáticos”, ya que el sistema alimentario representa el 22% de la huella de carbono de este país ejemplo de acciones sustentables y transformación ecológica, Francia. 

Sin embargo, se subraya que esta transformación debe ser equitativa y no pesar únicamente sobre los ganaderos. 

Esto dista mucho de ser así en la actualidad: La acción pública sigue confinada principalmente a los dos extremos del sistema alimentario: los agricultores y los consumidores. 

Cuando “apenas se toman medidas públicas dirigidas a los actores más influyentes de los sistemas alimentarios, como las industrias agroalimentarias, los distribuidores y la restauración comercial, los productores de insumos, los importadores o las finanzas”. Sin embargo, lo que hay que transformar es toda la cadena de valor.

A escala europea, acaba de iniciarse una amplia consulta estratégica sobre el futuro de la agricultura en la Unión, y llega en el momento oportuno. 

En el orden del día: la renta y las condiciones de vida de los agricultores, el impacto del cambio climático y la transición ecológica, y la innovación y competitividad del sistema alimentario de la UE. 

En Francia, es momento de discutir y replantear la política agrícola de forma constructiva, para que siga siendo ejemplo en el mundo. Queda por ver si prevalecerá el diálogo, en beneficio de todos. 

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