La “joya verde” de México, antes amenazada, se ha convertido en un modelo de conservación

Martha Isabel “Pati” Ruiz Corzo se trasladó a la Sierra Gorda -una espectacular extensión de naturaleza salvaje en el corazón de México– hace cuatro décadas en busca de un lugar tranquilo e idílico para criar a su familia.

Pero lo que la ex profesora de música de la ciudad de Querétaro encontró en su lugar fue una tierra marcada por la tala de árboles, la construcción de carreteras y otros tipos de desarrollo, a menudo no regulados, que estaban minando la mezcla única de selvas y bosques nubosos de la Sierra Gorda.

Mientras la crisis climática altera sus tierras, los pueblos indígenas recurren a los tribunales.

Esto llevó a Ruiz Corzo a poner en marcha un movimiento de base que lleva 40 años protegiendo una de las zonas de mayor diversidad ecológica de México. 

La idea central es que las comunidades locales deben desempeñar un papel protagonista en la conservación y que preservar los espacios naturales de Sierra Gorda puede ser más rentable que arrasarlos.

Hemos perdido ese mundo natural con el que una vez tuvimos contacto. Por lo tanto, todo lo que queda es sagrado para mí, dijo Ruiz Corzo, que en 2013 fue nombrado Campeón de la Tierra de las Naciones Unidas, el más alto honor medioambiental de la ONU. Creo que nuestra sociedad debe conectar con la naturaleza que nos sustenta como una madre amorosa. 

En la actualidad, Sierra Gorda alberga una red de prósperos ecosistemas que dan cobijo a una gran variedad de vida silvestre, incluidas más de 1.100 especies de aves y mariposas, y animales en peligro de extinción, como el jaguar. 

La región se considera un caso excepcional de éxito de la conservación, que está recibiendo más atención a medida que los países trabajan para cumplir los ambiciosos objetivos del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, un acuerdo histórico alcanzado el año pasado para proteger la red de la vida en la Tierra. 

En todo el mundo, la expansión humana descontrolada en lugares antaño salvajes es una de las razones por las que más de un millón de especies se ven abocadas a la extinción.

El éxito de Sierra Gorda demuestra que es posible invertir el declive de la naturaleza y crear comunidades más sostenibles. En los 10 años transcurridos desde que Pati Ruiz Corzo recibió el premio Campeones de la Tierra, Sierra Gorda ha seguido sirviendo de brillante ejemplo de cómo la conservación puede ir de la mano del desarrollo económico.

Un modelo líder de acción comunitaria

Con más de 380.000 hectáreas, casi un tercio del estado de Querétaro, la Sierra Gorda está repleta de montañas, ríos, selvas, desiertos semiáridos y bosques nubosos envueltos en niebla. La UNESCO la ha descrito como la “joya verde” de México.

Ruiz Corzo se trasladó a Sierra Gorda en la década de 1980 y pronto descubrió que lo que antes era una naturaleza virgen se estaba llenando de carreteras, vertederos de basura y explotaciones madereras. Eso la llevó a fundar el Grupo Ecológico Sierra Gorda con su marido y vecinos de la zona.

Era imposible no actuar.

Gracias a los esfuerzos del Grupo Ecológico, Sierra Gorda fue declarada zona protegida por el gobierno federal en 1997, y la UNESCO la nombró Reserva de la Biosfera en 2001.

Gran parte del éxito de Sierra Gorda se debe a la “economía de la conservación” que Ruiz Corzo y el Grupo Ecológico han construido. 

En la reserva viven 100.000 personas, muchas de las cuales obtienen al menos parte de sus ingresos del ecoturismo y la restauración forestal, y contribuyen a contrarrestar el cambio climático.

El Grupo Ecológico, por ejemplo, desarrolló un programa que incentiva a los terratenientes a dejar que sus tierras y bosques crezcan salvajes compensándoles por la pérdida de ingresos derivados de la ganadería y la tala, actividades que alimentan la erosión del suelo y desestabilizan los frágiles ecosistemas.

Según el Grupo Ecológico, retirar el ganado de la tierra puede ayudar a restaurar los bosques, cada hectárea de los cuales puede absorber al año casi cuatro toneladas de dióxido de carbono que calientan el planeta.

Grupo Ecológico ha desarrollado su propio mecanismo de captura de dióxido de carbono denominado “Carbono Biodiverso”, que se basa en un modelo validado por World Land Trust. Grupo Ecológico financia proyectos de protección forestal a través de su iniciativa Carbono Equilibrado y también colabora con el gobierno del estado de Querétaro desde 2014 para gestionar un plan de huella de carbono financiado por el estado.

En el marco del programa, los propietarios de vehículos en Querétaro pagan un pequeño impuesto junto con la tasa de renovación de sus matrículas cada año. 

Las empresas e industrias establecidas en Querétaro también pagan un impuesto sobre el carbono. Una parte de estos fondos se paga a los propietarios de tierras de Sierra Gorda para compensarles por conservar los bosques de sus tierras, lo que permite el retorno de una serie de plantas y animales.

El Grupo Ecológico también se ha encargado de coordinar la única iniciativa mexicana de mitigación y adaptación al cambio climático centrada exclusivamente en la restauración de bosques y suelos.  

Se trabajó con el gobierno estatal, se desarrolló junto con ellos herramientas, estrategias y directrices de acción climática, y ahora el estado de Querétaro es un campeón en la materia.

Otros proyectos que el Grupo Ecológico ha puesto en marcha son el apoyo a la apicultura, la formación en conservación de ecosistemas y el turismo comunitario.

Educación y sensibilización

El uso y la gestión sostenibles de la biodiversidad es uno de los cuatro objetivos globales del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal. El plan consta de 23 objetivos que deben alcanzarse de aquí a 2030 para salvaguardar la biodiversidad, entre los que se incluye poner bajo protección el 30% del planeta y restaurar el 30% de los ecosistemas degradados de aquí a 2030.

Para Ruiz Corzo y sus hijos, una de las mejores herramientas para defender la naturaleza y fomentar prácticas medioambientales sostenibles es la educación.

El hijo de Ruiz Corzo, Mario David Pedraza Ruiz, dirige un rancho familiar, Rancho Suelo Vivo, que ofrece programas de formación y educación medioambiental a agricultores, desde pequeños propietarios con cultivos limitados hasta ganaderos comerciales.

Miles de agricultores han pasado por esta aula. Como todo el mundo puede formar parte del movimiento conservacionista, hemos querido unir dos ámbitos muy diferentes: la ganadería y la agricultura de conservación. 

Después de casi 40 años de campaña para proteger Sierra Gorda, Ruiz Corzo dice que su trabajo le sigue llenando de un profundo sentido de propósito.

Estamos preservando los servicios de la naturaleza, fortaleciéndolos para captar más agua, más dióxido de carbono, para tener más hábitat para las especies de flora y fauna. Si se fomenta la naturaleza, ocurren cosas maravillosas. 

Campeones de la Tierra de las Naciones Unidas

Los Campeones de la Tierra del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente honran a personas y organizaciones cuyas acciones tienen un impacto transformador en el medio ambiente. 

El premio anual Campeones de la Tierra es el más alto galardón medioambiental de la ONU. Reconoce a destacados líderes de los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado. Los galardonados de 2023 se anunciarán a finales de este año.

El Marco Mundial de la Biodiversidad

El planeta está experimentando un peligroso declive de la naturaleza. Un millón de especies están amenazadas de extinción, los suelos se están volviendo infértiles y las fuentes de agua se están secando. 

El Marco Mundial para la Biodiversidad -adoptado por los líderes mundiales en diciembre de 2022- se propone detener e invertir la pérdida de naturaleza para 2030. Para hacer frente a las causas de la crisis de la naturaleza, se está trabajando para tomar medidas en los paisajes terrestres y marinos, transformar nuestros sistemas alimentarios y cerrar la brecha financiera para la naturaleza.

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