Las especies foráneas avivan los incendios forestales en Bogotá

Durante los últimos meses, los incendios forestales se han convertido en una verdadera amenaza para la ciudad de Bogotá y los municipios aledaños de Cundinamarca. Solo en enero, se registraron más de 340 focos de incendio en los bosques y las áreas residenciales de la capital del país, con más de 174 municipios afectados por las llamas. 

Y si bien los expertos coinciden en que se deben en gran parte a las altas temperaturas provocadas por factores climáticos como el calentamiento global o el fenómeno de El Niño, lamentablemente estas no son las únicas causas. Actividades humanas como la deforestación, la agricultura o la minería contribuyen enormemente al deterioro de los ecosistemas naturales de Colombia, propiciando que estos siniestros se multipliquen. 

Sin ir más lejos, especialistas como el director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), Alfred Ballesteros, explican que la propagación de especies vegetales no nativas a lo largo de los años, ha ido empeorando la situación, haciendo que controlar estos incendios se haya vuelto una tarea mucho más complicada. 

¿Cómo influyen las especies exóticas en los incendios forestales de Bogotá? 

De un tiempo a esta parte, la introducción de especies vegetales foráneas ha ido transformando el paisaje de Bogotá y sus alrededores. Y si bien se trata de árboles y plantas que pueden resultar atractivas desde un punto económico, especies como el eucalipto (proveniente de Australia), la Cynodon nlemfuensis (originaria de África), o el retamo espinoso (de origen europeo) pueden contribuir a agravar los incendios y entorpecer el trabajo de los bomberos.

La experta en conservación, Dolors Armenteras, directora del Grupo de Investigación y Docencia en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (ECOLMOD) de la Universidad Nacional, explica que estas especies cuentan con una alta adaptación al fuego, que les permite regenerarse rápidamente después de un incendio.

Por otro lado, no cuentan con depredadores naturales en tierras Colombianas, por lo que se imponen fácilmente en la competencia ante especies nativas. Además, especies como la acacia africana o la “ojo de poeta” cuentan con aceites y resinas que sirven de combustible vegetal. Asimismo, el tamaño de las hojas y la corteza de los eucaliptos (que se desprende con mucha facilidad) generan hojarascas que alimentan el fuego y ayudan a propagarlo.

El ciclo repetitivo de los incendios forestales

Todas estas características de las especies exóticas introducidas por el hombre en los cerros de Bogotá contribuyen a que se produzca un ciclo de siniestros cada vez más frecuentes y más graves. A medida que las especies nativas quemadas desaparecen y son reemplazadas por sus pares foráneos, que se regeneran mucho más rápidamente tras un incendio. 

Para colmo de males, las especies introducidas absorben mucha más cantidad de agua del suelo, complicando aún más la supervivencia de los ecosistemas locales. Y además, en cada nuevo incendio van formando capas de residuos orgánicos de hasta 3 metros de profundidad que pueden ocultar cenizas y brasas que pueden reavivar el fuego cuando ya parece controlado. 

¿Cómo prevenir nuevos incendios?

De acuerdo con Clara Santafé, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad El Bosque, para prevenir futuros incendios forestales es necesario establecer estrategias a largo plazo. Además de plantar árboles autóctonos, es importante restaurar los suelos degradados por el fuego para poder brindar a estas especies los nutrientes que necesitan para crecer más rápidamente y más resilientes. 

Pero la reintroducción de especies nativas debe ir acompaña de medidas como la creación de corredores ecológicos que faciliten el movimiento de la fauna local. De este modo será posible ir restaurando poco a poco la biodiversidad del lugar y fortaleciendo los ecosistemas contra futuros incendios. 

¿Cómo puede ayudar la población colombiana? 

Las comunidades afectadas juegan un papel fundamental tanto en la prevención, como en la respuesta a futuros incendios forestales. Organizaciones ecologistas como Greenpeace Colombia suelen alentar iniciativas como la creación de bancos de semillas, programas de educación ambiental y gestión de residuos que pueden ayudar a cuidar de mejor manera estos espacios naturales. 

Además, la población local puede involucrarse de manera directa participando en el monitoreo de incendios para alertar a las fuerzas gubernamentales lo antes posible ante nuevos focos y fortalecer la resiliencia de los bosques ante futuros desastres. 

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