La transición a un futuro con bajas emisiones de carbono depende de la conservación de los bosques

La transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono se basa sobre todo en el desarrollo de energías limpias: paneles solares, turbinas eólicas, vehículos eléctricos, baterías, etc. Conoce más sobre ellas

¿De qué se tratan las energías limpias?

Estas tecnologías consumen muchos minerales. Estas tecnologías consumen muchos minerales.

Según los expertos, la demanda de minerales de aquí a 2050 será superior a la cantidad producida en los últimos 100 años. 

Este consumo intensivo está teniendo un gran impacto en los bosques, que son un recurso vital para mitigar el calentamiento global. 

Por lo tanto, si queremos reducir las emisiones de carbono y combatir así el cambio climático, es esencial promover una minería “climáticamente inteligente” que se comprometa a proteger los bosques del mundo. 

Existen alrededor de 1.500 explotaciones mineras industriales situadas en bosques tropicales, mientras que otros 1.800 yacimientos están en fase de desarrollo o han sido cerrados. 

Más de la mitad de las minas situadas en zonas boscosas se encuentran en países de renta baja y media-baja.

Los bosques son un sumidero de carbono esencial para limitar el cambio climático.  Según el Instituto de Recursos Mundiales, la deforestación de los bosques tropicales es la tercera fuente de emisiones equivalentes de CO2, por detrás de China y Estados Unidos. 

La deforestación se debe básicamente a las actividades económicas, sobre todo a la agricultura comercial y de subsistencia. 

Sin embargo, la minería también tiene una responsabilidad importante (aunque menos conocida), ya que se calcula que contribuye en un 7% a la pérdida de bosques. Si se tiene en cuenta que el futuro del planeta está en juego a unas décimas de grado centígrado, este 7% no es nada desdeñable.

El sector minero contribuye a las emisiones derivadas de la deforestación en muchos países, y en varios de ellos es incluso la causa principal de la deforestación. En Surinam, por ejemplo, la minería es responsable del 73% de la deforestación total, principalmente debido al lavado artesanal de oro.

Ante este grave problema, organizaciones como el Banco Mundial, entre otras, han desarrollado un enfoque de la minería que tiene en cuenta la cuestión de la deforestación: o cómo garantizar que la creciente necesidad de metales y minerales no se satisfaga a expensas de los bosques.

Es decir, un planteamiento de la minería adaptado a los retos del cambio climático también debe tener en cuenta los bosques. Tres nuevos informes aportan soluciones a este reto.

Veamos algunos de sus puntos clave. 

¿Qué minerales se encuentran bajo los árboles? De la gran variedad de minerales que se extraen de las zonas boscosas, el oro, el mineral de hierro y el cobre son los más explotados a gran escala. 

Las industrias de la bauxita, el titanio y el níquel son las que más dependen de los lugares de extracción situados en zonas forestales, porque es allí donde se encuentran principalmente estos minerales. 

Sin embargo, todos estos recursos minerales son componentes esenciales de las tecnologías con bajas emisiones de carbono, así como de los ordenadores y los teléfonos móviles.

En realidad, no es la minería en sí la principal responsable de la deforestación. Nuestras investigaciones demuestran que se ha producido una pérdida significativa de bosque alrededor de los lugares de extracción, es decir, fuera del perímetro cubierto por los permisos mineros, y que los picos de deforestación se producen cuando se crean las minas. 

Esto se debe principalmente a las nuevas carreteras, vías férreas, instalaciones portuarias y otras infraestructuras construidas para transportar los minerales. 

Además, el desarrollo de minas industriales en zonas anteriormente deshabitadas o inaccesibles atrae a personas en busca de oportunidades económicas. 

Como resultado, los bosques se ven invadidos por el aumento de la demanda de leña, la caza furtiva, la expansión agrícola y las actividades mineras a pequeña escala.

Combatir este tipo de deforestación requiere el establecimiento de una gobernanza sólida para gestionar el desarrollo y el impacto del sector minero, esfuerzos para preservar los bosques a escala del paisaje y el reconocimiento y la protección de las tierras y los derechos de las poblaciones locales. 

También requiere la promoción de un comportamiento empresarial responsable, la participación activa de las comunidades y la movilización de las partes interesadas de la sociedad civil.

A la luz de estos imperativos, analizamos cerca de 30 estudios de casos de minas tanto artesanales como industriales, con el fin de identificar las prácticas que podrían mejorar la situación de los bosques y las que deberían evitarse. 

Este ejercicio dio como resultado un gran número de ejemplos prácticos y un conjunto de 14 principios para una minería respetuosa con los bosques.

Los estudios de caso no revelan ningún emplazamiento, actividad, empresa o país que cumpla todos los requisitos. 

Sin embargo, revelan la existencia de prácticas mineras respetuosas con los bosques y de políticas sólidas en distintos países. Una de nuestras principales conclusiones es que la voluntad política y la coordinación entre los organismos públicos y otras partes interesadas desempeñan un papel fundamental.

En Madagascar, por ejemplo, la creación de plataformas de coordinación entre los gestores de un parque nacional y las autoridades locales ha permitido desarrollar estrategias eficaces para combatir las actividades mineras artesanales ilegales en el parque y mejorar las prácticas agrícolas con vistas a reducir la presión sobre los bosques.

En Ghana, una empresa minera ha implicado a las poblaciones locales afectadas en los procesos de planificación, toma de decisiones y ejecución para obtener resultados beneficiosos para los bosques y los habitantes. 

Gracias a este proceso de consulta, la población local pudo comprometerse a largo plazo y obtener terrenos forestales para una producción comercial sostenible a pequeña escala.

En Zambia, una empresa minera trabajó con el Departamento de Silvicultura y el Departamento de Parques Nacionales y Vida Silvestre para gestionar un vasto paisaje forestal que incluye el Parque Nacional de Lunga Occidental, en cooperación con la población local y con el objetivo de proteger los bosques y frenar la deforestación.

El análisis de organizaciones globales permitió identificar los países más adecuados para aplicar los principios de la minería respetuosa con los bosques. 

Los análisis se basan en los siguientes criterios: gran superficie forestal, predominio económico del sector minero, alta densidad de emplazamientos mineros en zonas forestales y altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero debidos a la degradación de los bosques. 

Estos países son Guinea, Ecuador, la República Democrática del Congo, Zambia e Indonesia. 

Se trata de países en los que se interviene de manera global tanto en la conservación de los bosques como en la gobernanza del sector minero y en los que, por tanto, está bien situado para reunir a expertos, autoridades públicas, empresas y poblaciones locales con el fin de abordar estas dos cuestiones. 

De esta forma, es posible explotar los minerales que necesitamos para desarrollar tecnologías energéticas limpias sin agravar la deforestación. 

Esta es una de las claves para preservar los bosques del mundo, reducir las emisiones y hacer frente al desafío climático.

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