Hay muchas joyas forestales de todo el mundo de las que algunos saben poco o nada: estas son algunas.
Los bosques del líbano
Cuando se piensa en la naturaleza libanesa, lo que generalmente viene a la mente son los bosques de pinos que cubren la mayor parte de las laderas del monte Líbano (una ecorregión típica de la cuenca mediterránea), así como los emblemáticos cedros del país, situados principalmente en reservas protegidas de alta montaña (que cubren una superficie de unas 5.000 hectáreas, frente a las 100.000 hectáreas del pasado lejano).
Pero el Líbano también cuenta con numerosos bosques, sobre todo mixtos (caducifolios y de coníferas), tan espesos e impenetrables que casi se diría que son selvas.
Estos bosques albergan una gran variedad de plantas (algunas especies raras son endémicas del Líbano), como cipreses, robles, pinos, plátanos, abetos y hayas – la razón de esta diversidad radica en su ubicación en valles escarpados, cerca de arroyos y vastos tramos de río ; Este alto nivel de humedad, combinado con el agua y el suelo adecuados, ha dado lugar a un bosque superdenso que no se encuentra en ninguna otra parte del Líbano, donde apenas se puede ver el cielo, oculto por el dosel de árboles estrechamente espaciados.
Esta maravilla natural es un auténtico festín para la vista, hasta el punto de que los excursionistas sienten que se han olvidado de que están en un país mediterráneo (donde el intenso calor da paso a un desolador paisaje amarillo), y se sumergen al abrigo de un bosque sacado directamente de un cuento de hadas.
Y las mejores épocas para visitar el bosque son la primavera -de marzo a junio, cuando el verdor infinito se extiende ante sus ojos (ver arriba)- y el otoño -de mediados de septiembre a principios de diciembre, cuando el bosque se viste de un mar infinito de colores.
Los bosques subtropicales del sur de Azerbaiyán y el norte de Irán
Cuando se aborda el tema de la naturaleza iraní, lo primero que se tiende a decir es que Irán es un país estrictamente desértico.
Sin embargo, es mucho más diverso de lo que la mayoría de la gente cree; de hecho, no todo Irán contiene zonas de desierto cálido, ya que sus regiones montañosas del norte (una extensión del sudeste de Azerbaiyán) están adornadas con un espeso y denso bosque templado lluvioso, regado por una pluviosidad anual que oscila entre los 900 mm en el este y los 1.600 mm en el oeste.
Con tanta lluvia, la ecorregión es exuberante, diversa y rebosa de especies endémicas que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra.
Es tan profunda, de hecho, que muchos científicos se inclinan más por describirla como un bosque subtropical, lo bastante cercano como para convertirse en una auténtica selva.
El Valle de las Mariposas en Rodas, Grecia
Rodas, isla del sudeste de Grecia, está cubierta esencialmente de bosques mediterráneos, cubiertos de pinos carrascos y calabreses, como el resto de Grecia y la cuenca mediterránea.
Pero muchos de los valles de la isla, surcados por ríos y cascadas, ven cómo sus ecosistemas se transforman a lo largo del año en bosques frondosos y sombreados, cubiertos de verdor y habitados por una variedad mucho mayor de plantas y animales; entre estos valles se encuentra el magnífico “Valle de las Mariposas” (conocido en la lengua local como Petaloúdes), llamado así por ser un importante bastión del carey moteado (véase más abajo), una especie de polilla.
En este valle, los carey moteados se reúnen en gran número en troncos y hojas de los árboles, camuflándose para protegerse del sol, a la espera del momento oportuno para aprovechar el bosque húmedo para alimentarse y reproducirse.
La selva de la cueva de Sơn Đông en Vietnam
Se trata de un auténtico mundo perdido del siglo XXI. La cueva de Sơn Đông, situada en la frontera entre el oeste de Vietnam y Laos, es la mayor galería subterránea de la Tierra, con más de 200 metros de altura, 150 metros de ancho y 5 km de largo; de hecho, es tan grande, con su tamaño récord, ¡que alberga su propio ecosistema y sistema meteorológico localizado!
En efecto, en el interior de la cueva de Sơn Đông yace una selva de lo más floreciente, que crece a unos 200 metros bajo tierra (en una zona donde la parte superior de la cueva se derrumbó hace millones de años), y que posee un clima y una fauna propios, con gigantescas estalagmitas y enormes perlas de piedra caliza.
La selva virgen de Mozambique
Los bosques tropicales más conocidos de África se encuentran en las zonas occidental y central del continente, sobre todo en la cuenca del Congo.
Sin embargo, en 2018, los científicos hallaron una parcela de selva tropical desconocida hasta entonces en el centro de Mozambique, un país del sureste de África.
Todo empezó cuando el científico conservacionista Julian Bayliss navegaba por Google Earth y se topó con un pequeño bosque en la cima del monte Lico (norte de Mozambique); intrigado, dirigió allí una expedición seis años después, para escalar las escarpadas paredes del monte Lico y desentrañar el misterio; al final, él y su equipo descubrieron una selva aislada, protegida por un empinado círculo de rocas, hogar de una fauna única.
Increíble, ¿verdad?