¿Cómo influye El Niño en la absorción de carbono en el Amazonas?

Los bosques tropicales del Amazonas son considerados en todo el mundo como los pulmones verdes del planeta. Sin ellos, la vida en la Tierra resultaría imposible, ya que gracias a su capacidad de absorber y retener el dióxido de carbono presente en la atmósfera, contribuyen a mantener el equilibrio climático. 

Sin embargo, un estudio publicado recientemente en la prestigiosa revista científica Nature reveló que, a medida que el cambio climático se intensifica como consecuencia de las actividades humanas, los eventos meteorológicos extremos propiciados por El Niño, podrían poner en riesgo y hasta revertir los efectos de esta labor trascendental que el Amazonas cumple.

Los efectos de El Niño en el Amazonas

De acuerdo con datos provistos por Beatriz Marimon, Profesora de la Universidad Estatal de Mato Grosso (Brasil), durante el último evento climático de El Niño, que tuvo lugar entre 2015 y 2016, hubo árboles de ciertas áreas del sureste del Amazonas que no solo perdieron su capacidad de almacenar dióxido de carbono como resultado de las altas temperaturas, sino que además, comenzaron a emitirlo. 

El clima extremadamente caluroso y las sequías que tuvieron lugar en los bosques tropicales de América del Sur, produjo un aumento significativo en la mortalidad de los árboles. Esto produjo un efecto rebote, ya que la pérdida de biomasa generada por los árboles muertos, hizo que los bosques dejaran de funcionar como sumideros de carbono.

Los científicos advierten que a la hora de analizar qué tan sensibles son los bosques tropicales al cambio climático, no se pueden dejar de lado variables como las tasas de crecimiento y mortalidad de los árboles. Es por eso que el aumento de la temperatura y la consecuente baja en la disponibilidad de agua que provocan los eventos climáticos derivados de El Niño pueden conspirar contra el bienestar de estos ecosistemas. 

¿Cómo llevaron a cabo esta investigación?

Para arribar a estas conclusiones, el equipo de investigación comparó datos provistos por la Red Amazónica de Inventarios Forestales (RAINFOR) y el Programa de Pesquisas en Biodiversidad Argentina (PPBio). Más de un centenar de científicos trabajaron incansablemente durante varias décadas para realizar mediciones en 123 parcelas de bosques amazónicos.

Estos registros siguieron los pasos de cada árbol y revelaron, durante la mayor parte de los últimos 30 años, la mayoría de los bosques actuaron como sumideros de carbono, ya que las tasas de crecimiento de los árboles superaban a las de mortalidad. Pero lamentablemente, las cosas cambiaron de forma drástica con la llegada del El Niño en 2015 y 2016. En ese momento, este efecto positivo se vio interrumpido por el aumento de los árboles que morían como consecuencia de las condiciones extremas de calor y sequía.

El dato que sorprendió a los expertos

A diferencia de lo que esperaban antes de comenzar su investigación, los científicos a cargo del estudio descubrieron que la mortalidad de los árboles fue más pronunciada en aquellas áreas que ya batallaban con condiciones de sequías extremas. En cambio, los bosques más húmedos, resistieron de mejor manera a las condiciones climáticas provocadas por El Niño en 2015 y 2016. 

Este dato es la prueba concreta de que hay ciertas porciones del Amazonas que ya se encontraban al límite de la supervivencia. Organizaciones ambientalistas como Greenpeace o The Nature Conservancy han denunciado como la tala indiscriminada e ilegal de bosques nativos vienen contribuyendo al empeoramiento de las sequías en las regiones afectadas. 

Por este motivo, si de verdad se quiere poner un freno al cambio climático, es fundamental que los gobiernos involucrados tomen medidas efectivas que prevengan la deforestación y promuevan la importancia de la conservación de los sumideros de carbono del Amazonas. 

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