En 2022, la mayor selva tropical y cuenca fluvial del planeta perdió 1,4 millones de hectáreas de bosque primario, marcando la peor deforestación en 15 años de la Amazonía.
La Amazonía, esa vasta selva tropical y cuenca fluvial que conforma la maravilla natural más grande del mundo, enfrenta una tarea urgente y colosal: su propia supervivencia. Almacena entre 367 y 733 gigatoneladas (Gt) de CO2 en su vegetación y suelo, equivalente a 29 veces las emisiones anuales de CO2 de China, el principal emisor global. Además, alberga el 10% de la biodiversidad del planeta y es hogar de 47 millones de personas, incluyendo 2 millones de indígenas cuya subsistencia y bienestar están intrínsecamente ligados a la salud de este ecosistema vital.
No obstante, en los últimos años, las políticas en países amazónicos, como Brasil, han debilitado los esfuerzos de regulación ambiental, permitiendo la deforestación para expandir la agricultura y actividades extractivas. Los incendios forestales exacerbados por estas políticas han colocado a la Amazonía en un punto crítico, con consecuencias irreversibles.
H2: Salvar la Amazonía: una responsabilidad colectiva
El Panel Científico para la Amazonía advierte que una pérdida superior al 20% de sus bosques y biodiversidad podría llevarla a un punto de no retorno. Sin embargo, solo en 2022, la Amazonía brasileña perdió 1.4 millones de hectáreas de bosque primario, equivalente a casi 3,000 campos de fútbol al día. La deforestación en la región alcanzó su nivel más alto en 15 años, lo que amenaza a comunidades locales, biodiversidad y al mundo entero.
H2: Crisis más allá de las fronteras
La crisis de la Amazonía no se limita a sus fronteras. Su degradación afecta la estabilidad ecológica, social y política global. Por ejemplo, el vapor de agua generado por la selva alimenta las lluvias que riegan la agricultura de Sudamérica a través de los “ríos voladores”.
En este contexto crítico, los presidentes de Brasil y Colombia, Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, han impulsado un plan de conservación. La Cumbre Presidencial Amazónica en Belém Do Pará, Brasil, los días 8 y 9 de agosto, se presenta como una oportunidad decisiva para tomar medidas urgentes.
H2: Propósitos de la Cumbre
La cumbre debe asegurar una Amazonía ecológicamente saludable, brindando medios de vida sostenibles y servicios ecosistémicos vitales para personas locales y el mundo, en un marco de equidad, desarrollo inclusivo y responsabilidad global. Se espera que líderes de países desarrollados se comprometan con acciones y recursos para apoyar el desarrollo sostenible de la Amazonía.
La Amazonía demanda una alianza regional de alto nivel por la naturaleza y el clima. Es urgente que los gobiernos amazónicos se comprometan a metas claras para 2030:
H3: 1. Transición a Cero Emisiones Netas: promover políticas sostenibles y energías renovables, eliminando gradualmente el gas, carbón y petróleo.
H3: 2. Cero Deforestación: alcanzar cero deforestación en cadenas de suministro de productos básicos y fomentar agricultura regenerativa.
H3: 3. No Más Oro Ilegal: erradicar la producción ilegal de oro y su daño a la selva y ríos.
H3: 4. Conservación del 80%: para 2030, el 80% de bosques y ríos deben estar bajo esquemas de conservación, fortaleciendo territorios indígenas.
H3: 5. Impulsar la Bioeconomía: promover una bioeconomía sostenible para revertir el deterioro y generar oportunidades de inversión.
La Amazonía clama por liderazgo y cooperación regional para proteger su futuro y el bienestar de las comunidades locales. La responsabilidad de evitar su punto de no retorno es colectiva y apremiante.