Isla Navarino: los bosques subantárticos luchan por sobrevivir a la crisis climática 

Los bosques subantárticos de la Isla Navarino, en el sur de Chile, se encuentran ante un peligro inminente. La crisis climática provocada por el calentamiento global está transformando estos ecosistemas a un ritmo que pone en riesgo a todos los seres vivos que habitan allí, desde las turberas y diversas especies de árboles, hasta los insectos y las aves.

Los habitantes de Puerto Williams, la capital de la isla, refieren que en los últimos años ha habido un aumento inusitado de las temperaturas, con varias jornadas por encima de los 20 grados centígrados. De acuerdo con los expertos que trabajan en el Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CHIC), este clima es absolutamente atípico en esa región. 

Pero además, según información provista por la Dirección Meteorológica, durante enero de 2024 se registró un 55% menos de lluvias en comparación con la media de los últimos 60 años. Esta merma ha provocado que se secaran los ríos y que las turberas, una clase de humedal característico de la zona, estén en peligro de desaparecer. 

¿Por qué los bosques y turberas son vulnerables al cambio climático?

Como en el resto del planeta, los bosques subantárticos están a merced del calentamiento global. El aumento constante de las temperaturas y la disminución de los niveles en las precipitaciones mensuales, que en algunos meses pasaron de 60 milímetros a menos de 10, están alterando los ciclos de crecimiento y reproducción de las especies arbóreas.

Esto no solo provoca una pérdida irreversible de la biodiversidad de la isla, sino que degrada los ecosistemas forestales a un punto del que probablemente no puedan recuperarse. Los científicos explican que muchas plantas de la zona, como los musgos, no obtienen el agua del suelo, sino del ambiente. Las nuevas condiciones climáticas hacen que les sea imposible adaptarse, por lo que ya han comenzado a mostrar graves signos de “estrés hídrico”.

¿Por qué las turberas son importantes para combatir el cambio climático?

Las turberas son humedales que se han ido conformando en los ríos y lagos de la Isla Navarino a lo largo de la historia. Están conformadas por una especie de musgo llamada Sphagnum magellanicum y tienen la habilidad de almacenar hasta 20 veces su peso en agua. Por lo que sus síntomas de sequía se han convertido en una verdadera preocupación para los científicos. 

Pero esta no es la única inquietud de los expertos con respecto al peligro que corren las turberas. Estos musgos sirven de sumideros de dióxido de carbono para el planeta, superando incluso a muchos bosques. Por lo que la pérdida de estos humedales podría generar un efecto en cadena que afectaría terriblemente los ecosistemas del hemisferio sur, apremiando aún más las condiciones de sequía y desertificación de la región.

A medida que las turberas se secan, las grandes cantidades de dióxido de carbono acumulado en ellas durante milenios son liberadas a la atmósfera exacerbando el cambio climático y sus consecuencias. En definitiva, su degradación acelera el calentamiento global y podría descomponer por completo la estabilidad climática del planeta. 

Invasiones de insectos fuera de tiempo

Los científicos que estudian la Isla Novarino testimonian que las altas temperaturas y el déficit de lluvias han modificado los ciclos de vida de los insectos que habitan en ella. Organismos vitales para estos ecosistemas el dragón de la Patagonia están apareciendo antes de lo habitual y extendiendo sus territorios de alimentación y reproducción.

Mientras tanto, otros insectos como la avispa chaqueta amarilla, depredadores introducidos en la región, ponen en riesgo la biodiversidad local desequilibrando las relaciones establecidas dentro de estos hábitats a lo largo de milenios de evolución. Según los expertos, las consecuencias en la cadena alimentaria y la diversidad biológica de estos ecosistemas podrían ser impredecibles. 

Aves bajo amenaza

Miembros de organizaciones ecologistas como Greenpeace han advertido que los aumentos de temperatura en el hemisferio sur del planeta suponen un verdadero peligro para la vida de los animales autóctonos. La llegada de mosquitos a la región, antes inusual, podría propagar enfermedades y derivar en el exterminio de más de 150 especies de aves que habitan la Isla Novarino. 

Esto sucede porque aves migratorias como el fio fio o el chincol, que pasan parte de su vida en las selvas, suelen contraer enfermedades como la malaria durante sus estadías en esas zonas. La presencia de climas más cálidos y húmedos favorece la reproducción de insectos vectores en el sur de la Patagonia y crea un entorno propicio para que esta y otras enfermedades se transmitan de unas aves a otras que no cuentan con los anticuerpos necesarios para combatirlas. 

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