Con el calentamiento global aumentará la contaminación atmosférica por incendios forestales

Cuando los incendios forestales arrasaron el oeste de Norteamérica en el verano de 2021, dejaron destrucción a su paso, arrasando bosques, tierras de cultivo e incluso ciudades enteras ¿Qué ocurrió?

Sobre los incendios forestales, existen datos científicos sugieren que las secuelas de estos incendios y de otros se extendieron mucho más allá de estos paisajes carbonizados.

Según un informe reciente de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de las Naciones Unidas, los incendios forestales liberaron partículas finas nocivas denominadas PM2,5, que se extendieron cientos de kilómetros por el oeste de Estados Unidos y Canadá.

Ante la previsión de que la crisis climática provoque un recrudecimiento de los incendios forestales, que podrían aumentar un 50% de aquí a 2100, los expertos se muestran preocupados por el impacto de estos incendios en la salud humana.

El impacto de los incendios forestales está muy extendido y si, como sugieren los modelos, se hacen más frecuentes, podrían afectar potencialmente a personas y animales de gran parte del planeta. 

La contaminación atmosférica es responsable de unos 7 millones de muertes prematuras al año, es decir, alrededor del 10% del total de fallecimientos.

En el reciente informe de la OMM, los investigadores afirman haber utilizado datos de satélite y de vigilancia terrestre para seguir la propagación de la contaminación atmosférica durante la temporada de incendios de verano de 2021 en Norteamérica y Rusia. Se centraron en las PM2,5. 

Aunque son más de 40 veces más pequeñas que un grano de arena, en dosis suficientemente elevadas pueden agravar el asma, desencadenar enfermedades pulmonares, causar infartos y provocar muertes prematuras.

El estudio reveló que los niveles de PM2,5 han alcanzado su punto máximo en el oeste de Norteamérica, llegando a varias veces el nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud. 

En Siberia, las concentraciones de PM2,5 han alcanzado niveles récord. En varios casos en Norteamérica, las partículas alcanzaron niveles excesivos a cientos de kilómetros del origen de los incendios. 

Los investigadores han calificado de “muy preocupantes” las posibles consecuencias de esta contaminación para la salud.

Además de ser provocados por el hombre, las investigaciones demuestran que los incendios forestales pueden ser el resultado de un proceso natural. En algunos lugares, el cambio climático, y el tiempo más cálido y seco que trae consigo, está haciendo que los incendios sean más intensos y frecuentes.

Cinco ciudades luchan contra la contaminación atmosférica

Según un informe publicado a principios de este año, el número de incendios forestales aumentará casi un 15% para 2030 y un 30% para 2050. Incluso zonas que normalmente no se consideran propensas a los incendios, como los humedales y el Ártico, corren el riesgo de convertirse en humo.

El informe demuestra que los incendios forestales y el cambio climático se exacerban mutuamente, un tema que figura esta semana en el orden del día de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima que se celebra en Egipto (COP27).

Los incendios forestales se ven exacerbados por el cambio climático debido al aumento de la sequía y los fuertes vientos, que provocan temporadas de incendios más calurosas y prolongadas. 

Al mismo tiempo, el cambio climático se ve exacerbado por los incendios forestales, que arrasan ecosistemas sensibles y ricos en carbono.

Los incendios forestales en turberas pueden ser especialmente problemáticos. La mayoría son provocados por el drenaje y la quema de turberas para la agricultura y la ganadería comerciales. 

Aunque las turberas cubren menos del 3% de la superficie terrestre, son el mayor sumidero de carbono orgánico del planeta, y su quema libera los gases de efecto invernadero causantes de la crisis climática.

La única forma permanente y sostenible de prevenir los incendios de turba es elevar los niveles de agua y encontrar formas de utilizar la tierra mientras permanezca húmeda. 

Hay varios ejemplos recientes de países que han avanzado en la lucha contra los incendios forestales.

En Indonesia, donde una serie de incendios forestales afectaron a la salud de miles de personas y causaron 16.000 millones de dólares en pérdidas en 2015, el gobierno está trabajando con 150 comunidades para formar a las comunidades locales sobre cómo limpiar la tierra sin recurrir a los incendios. 

Esta labor, que incluye la restauración de paisajes degradados, ha contado con el apoyo del Programa de Colaboración de las Naciones Unidas para la Reducción de las Emisiones debidas a la Deforestación y la Degradación Forestal en los Países en Desarrollo (UN-REDD).

Los procesos de vigilancia de las turberas también se han utilizado para evitar que vuelvan a producirse incendios.

Los países tendrán que dedicar más fondos a la planificación y prevención de incendios forestales a medida que cambie el clima. En la actualidad, la mitad de todo el gasto en incendios forestales se destina a la respuesta al fuego, y sólo el 1% a la planificación.

Tenemos que dedicar más recursos a detener los incendios antes de que se produzcan. Si no lo hacemos, la ciencia emergente sugiere que será malo para la salud de las personas en todo el mundo. 

Acerca del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas: El Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030) tiene como objetivo prevenir, detener e invertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y en todos los océanos.

La restauración de los ecosistemas puede ayudar a acabar con la pobreza, combatir el cambio climático y prevenir la extinción masiva.  

El Programa de colaboración de las Naciones Unidas para la reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal en los países en desarrollo es la plataforma de conocimientos y asesoramiento de la ONU sobre soluciones forestales a la crisis climática. 

Su objetivo es contribuir a la realización de soluciones basadas en los bosques para la emergencia climática, evitando las emisiones de carbono y promoviendo el secuestro de carbono.  

Está a la vanguardia del apoyo al objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura mundial muy por debajo de los 2 °C y aspirar -para ir sobre seguro- a 1,5 °C, en comparación con los niveles preindustriales. 

Para lograrlo se habla de la “Solución de los seis sectores”, cuyo objetivo es reducir las emisiones en todos los sectores, en consonancia con los compromisos adquiridos en virtud del Acuerdo de París y con el fin de estabilizar el clima. 

Los seis sectores son energía, industria, agricultura y alimentación, bosques y uso del suelo, transporte, y edificios y ciudades. 

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