La reforestación altera el ciclo del agua, según un estudio

Un estudio reciente cuestiona la reforestación, revelando su impacto inesperado en el ciclo del agua. ¿Salvar el planeta plantando árboles podría ser una estrategia contraproducente? 

La reforestación, o la plantación de árboles, en particular para capturar carbono, podría tener consecuencias imprevistas para el ciclo del agua en una zona determinada. Por tanto, estas estrategias deben utilizarse con precaución.

La idea de plantar árboles está de moda. Ahora está en el centro de las estrategias de compensación ecológica de las empresas, pero también es una parte importante de los programas ecológicos de los organismos públicos en las zonas locales.

La reforestación tiene muchos beneficios: restaura los ecosistemas forestales, captura carbono y, por tanto, ayuda a combatir el calentamiento global. 

Sin embargo, esta estrategia dista mucho de ser una solución milagrosa, y la reforestación tiene muchas limitaciones e inconvenientes. 

En concreto, la reforestación a gran escala podría alterar los ciclos locales del agua, lo cual no es insignificante para los ecosistemas. Al menos, esto es lo que sugiere un estudio publicado en la revista Nature Geoscience.

Los árboles y el reciclaje de las precipitaciones

Los estudios científicos llevan varios años demostrando que los proyectos de plantación de árboles a gran escala pueden repercutir en la disponibilidad local de agua. 

Los árboles tienden a aumentar la evaporación en una zona, lo que limita la disponibilidad de agua y humedad para el resto del ecosistema. 

Sin embargo, el efecto de los árboles en el ciclo del agua es complejo. Aunque la presencia de árboles en una zona aumenta la evaporación y puede reducir localmente la disponibilidad de agua, este efecto suele compensarse en parte con un aumento de las precipitaciones. 

Más árboles significa más evaporación, lo que significa más humedad en el aire, y esta humedad acaba cayendo en forma de lluvia. Es lo que se conoce como “reciclaje de precipitaciones inducido”.

El problema es que con este reciclaje de la humedad ambiental, este ciclo del agua ligado a los árboles, no sabemos dónde caerá la lluvia. 

Sabemos que la evaporación aumentará, reduciendo la disponibilidad de agua a nivel local, pero la lluvia puede caer en otro lugar, en otro ecosistema, dependiendo del viento y del relieve en particular.

La reforestación modifica el ciclo del agua

Por ello, los investigadores europeos han querido modelizar y medir los cambios provocados por los grandes proyectos de reforestación. 

Para ello, se basaron en el potencial de reforestación identificado por otros investigadores y, utilizando modelos climáticos muy detallados, evaluaron el impacto que tendría la reforestación en la disponibilidad de agua en distintas regiones del mundo.

Sus resultados muestran que, en general, la plantación de árboles tiene un efecto negativo en la disponibilidad de agua. 

Sólo algunas regiones del mundo, en particular África Central, el Sudeste Asiático y la Amazonia, experimentarían un aumento de la disponibilidad de agua y de las precipitaciones. 

La disponibilidad de humedad disminuiría hasta un 38% en algunas regiones, mientras que aumentaría hasta un 6% en otras.

Planificar y anticipar los cambios en los flujos de agua vinculados a la reforestación

Este estudio demuestra que es importante ser prudente a la hora de plantearse proyectos de reforestación a gran escala, y estudiar con precisión cómo podrían afectar estos proyectos al ecosistema.

En efecto, al modificar los flujos de agua, la plantación de árboles podría transformar radicalmente el estado de determinados ecosistemas. 

Estos proyectos deben planificarse teniendo en cuenta esta realidad, anticipándose a ella, y realizando cada vez estudios de impacto para asegurarse de que no crean nuevos problemas ecológicos en nombre de hacer lo correcto.

Sobre todo porque este impacto en los recursos hídricos es una de las muchas consecuencias posibles de los proyectos de reforestación. Las condiciones del suelo y la biodiversidad también podrían verse afectadas, a veces positivamente, a veces negativamente, por la plantación de árboles. 

Razón de más, pues, para dejar de pensar en la reforestación como una solución milagrosa, aplicada indiscriminadamente y sin ninguna reflexión ecológica global.

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