Informe IPBES: las especies invasoras, una de las cinco causas de la pérdida de biodiversidad

La Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) ha publicado un nuevo informe sobre el estado de los conocimientos científicos acerca de la amenaza que suponen las especies exóticas invasoras para la biodiversidad y las poblaciones humanas.

Reconocible por sus rayas blancas sobre un cuerpo delgado y negro, el mosquito tigre, o Aedes albopictus, era una especie desconocida en lugares como Francia hace apenas unas décadas. 

Hoy, puede picar en más de la mitad de los departamentos franceses. Y esto nos dice una sola cosa: Nada podría haber traído a Francia a este mosquito, que no es un gran viajero. 

Y esto es inevitable no solamente para Francia que tiene medidas sanitarias impecables y ejemplo en toda Europa y el mundo, sino en cualquier país. 

Originario de los bosques tropicales del sudeste asiático, el mosquito tigre sólo se desplaza dentro de un perímetro restringido de unos 100 metros. Se encuentra en todos los continentes, con la posible excepción de la Antártida, la única región virgen del mundo. 

Es así que se dice que un simple neumático usado procedente de Asia sirvió en los años 70 y 80 para iniciar su expansión en Occidente. 

Los huevos del mosquito tigre habrían viajado miles de kilómetros en estas estructuras perfectamente conservadas antes de eclosionar finalmente en otros continentes. 

Esto supone un problema tanto para los ecosistemas locales como para los humanos, ya que pueden ser portadores de graves enfermedades como el zika, el dengue, el chikungunya, etc.

El mosquito tigre no es la única especie considerada invasora. El jacinto de agua, los lataneros, las ratas negras, los ratones grises… estas especies también se han extendido por todo el mundo. El jacinto de agua se encuentra en más de 72 regiones del mundo. 

Validado tras cuatro años de trabajo de más de 80 científicos de todo el mundo, el informe sobre especies exóticas invasoras de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), el equivalente en biodiversidad del IPCC, echa un vistazo alarmante al impacto de las especies invasoras sobre la biodiversidad y las poblaciones humanas. 

La introducción de especies exóticas invasoras es una de las 5 principales causas de pérdida de biodiversidad en todo el mundo.

Las especies exóticas invasoras, quinta causa de pérdida de biodiversidad

La IPBES contabiliza más de 37.000 especies exóticas, tanto vegetales como animales. Se trata de especies que han viajado fuera de su área de distribución habitual para integrarse en entornos nuevos y hasta ahora desconocidos. 

Como señala este organismo de expertos internacionales, la mayoría de las especies exóticas consiguen integrarse en los nuevos ecosistemas sin desestabilizarlos y sin invadir el desarrollo de las especies autóctonas. 

La fauna y la flora forman un conjunto unificado en el que la competencia entre especies se mantiene equilibrada en la mayoría de las situaciones.

Pero a veces estas especies exóticas se desarrollan en conflicto por los recursos disponibles con especies ya presentes.

Las especies autóctonas también pueden convertirse en presas de las recién llegadas, como en el caso de la abeja común europea, diezmada por la introducción del avispón asiático en Europa. 

Por ello, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el Convenio sobre la Diversidad Biológica y las instituciones europeas utilizan el término especies exóticas invasoras (EEI) para describir estas especies invasoras introducidas por el hombre. 

La IPBES enumera 3.500 especies exóticas invasoras, entre ellas unas 1.061 plantas, 1.852 invertebrados, 461 vertebrados y 141 microbios.

La comunidad científica estima que la introducción de especies invasoras es la principal responsable de la desaparición del 60% de las especies autóctonas, y que es totalmente responsable en el 16% de los casos.

Esto es aún más evidente en las zonas más aisladas, como las islas, donde el declive de las especies autóctonas es mucho más dramático cuando sus ecosistemas se desestabilizan.

Por ejemplo, el 90% de las extinciones de especies en las islas son atribuibles a la introducción de especies invasoras por parte del hombre. 

Informe IPBES: consecuencias nefastas para la biodiversidad y para la economía mundial

Cuando desaparece un eslabón de la cadena, o al menos cuando se reduce su influencia en un entorno, toda la cadena se ve afectada. 

Esta alteración de los ecosistemas puede ser tan importante que también puede tener repercusiones para las sociedades humanas. 

Pesca, caza, agricultura, turismo: según las estimaciones del informe, las especies exóticas invasoras costarán a la economía mundial 423.000 millones de dólares en 2019. Este coste se ha cuadruplicado en cada década desde 1970.

Cada año se añaden más de 200 especies a la lista de especies exóticas, lo que aumenta la probabilidad de que aparezcan nuevas especies invasoras.

Entonces, ¿cómo podemos invertir la tendencia y combatir eficazmente esta causa del declive de la biodiversidad?

En primer lugar, la IPBES pide medidas preventivas, como aumentar la bioseguridad en las fronteras y las normas de importación para el transporte de mercancías. 

Luego están los métodos más drásticos para controlar las poblaciones de especies invasoras.

Cuando es posible, es decir, si los individuos son pocos y/o las poblaciones se desarrollan lentamente, las especies simplemente se erradican de una zona.

En caso contrario, se limitan las poblaciones a ciertas zonas definidas, por ejemplo introduciendo un depredador (biocontrol).

Este método es eficaz para la flora, pero más complicado de aplicar cuando se trata de plantas.

En el marco de la COP15 de Kunming-Montreal para la biodiversidad, los Estados miembros se fijaron el objetivo de reducir a la mitad la introducción y el desarrollo de especies exóticas invasoras de aquí a 2030. 

Pero el tiempo se acaba y los recursos desplegados para garantizar la supervivencia de la diversidad biológica están muy por debajo de lo necesario.

La introducción de EEI, junto con los demás factores del declive de la biodiversidad -la destrucción y fragmentación de los entornos naturales, la sobreexplotación de las especies silvestres, la contaminación del agua, el suelo y el aire, y el cambio climático-, son problemas globales que deben abordarse en paralelo para ser plenamente eficaces.

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