Entender la crisis de la biodiversidad: conceptos básicos
¿Qué es la crisis de la biodiversidad? ¿Cuál es su origen? ¿Qué podemos hacer al respecto? Le explicamos los conceptos básicos para ayudarle a comprender mejor los problemas que rodean la erosión de la biodiversidad.
Desde hace varias décadas se habla cada vez más de crisis de la biodiversidad. Los científicos llevan años advirtiendo del colapso de la biodiversidad y de la desaparición cada vez más preocupante de especies vivas. Insectos, mamíferos, aves, anfibios y animales marinos están desapareciendo o se encuentran amenazados, hasta el punto de que ya se habla de la sexta extinción masiva.
¿Qué es exactamente la crisis de la biodiversidad? ¿Cuáles son las causas de la desaparición de la biodiversidad? ¿Y qué se puede hacer al respecto? Analicemos el impacto de las actividades humanas sobre la biodiversidad y las soluciones propuestas por IPBES para frenar este declive.
Biodiversidad: ¿de qué estamos hablando?
Antes de hablar de las cifras y consecuencias de la crisis de la biodiversidad, tenemos que entender de qué estamos hablando.
La triple biodiversidad
La biodiversidad se refiere a la diversidad de los seres vivos (microorganismos, plantas, animales) y de los ecosistemas en los que viven. También se refiere a las interacciones de las especies entre sí y con su entorno.
El concepto de biodiversidad abarca tres niveles de análisis:
- diversidad genética: número de individuos dentro de una especie
- diversidad específica: se refiere a la diversidad observada entre las especies
- diversidad ecosistémica: se refiere a los diferentes entornos naturales.
Cuando hablamos de crisis de biodiversidad, hablamos de presión a 3 niveles: individuos, especies y ecosistemas.
El fenómeno que a menudo tendemos a resumir como la desaparición de determinadas especies, como los pandas o los osos polares, es por tanto mucho más amplio.
La crisis de la biodiversidad implica la desaparición de ciertas especies, las pérdidas de población dentro de estas especies, la erosión de la diversidad genética dentro de estas especies, la degradación de los hábitats de estas especies y todos los fenómenos asociados a este declive general.
¿Por qué es útil la biodiversidad? ¿Para qué sirve?
La biodiversidad satisface las necesidades primarias del ser humano proporcionándole oxígeno, alimentos y agua potable, pero también permite el desarrollo de las actividades humanas, en particular mediante el suministro de materias primas.
En términos más generales, la contribución de la naturaleza a la humanidad puede dividirse en 3 categorías principales:
- la regulación: la polinización por insectos, por ejemplo, que permite la dispersión de las semillas, o la calidad del aire
- la contribución de los bienes materiales: frutas, verduras, cereales que podemos utilizar para alimentarnos, por ejemplo, y recursos naturales en general
- la contribución de los bienes inmateriales: el bienestar, por ejemplo.
La contribución de los organismos a la renovación de los suelos agrícolas, las amapolas de la morfina en el entorno médico, los océanos como sumidero de carbono para regular el clima: son sólo algunos ejemplos que demuestran la importancia fundamental de la biodiversidad.
Actividades humanas responsables de la erosión de la biodiversidad
En 2019, el informe de la IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas) resumió más de 15.000 publicaciones sobre el tema para mostrar la gravedad de la situación y fomentar la concienciación colectiva y la puesta en marcha de acciones concretas.
Este organismo, que es el equivalente del IPCC para la biodiversidad, sacó una dura conclusión:
“En total, el 75% de la superficie terrestre ha sufrido alteraciones significativas, el 66% de los océanos experimenta impactos acumulativos cada vez más importantes y más del 85% de la superficie de los humedales ha desaparecido”.
Utilizamos los ecosistemas para producir energía, bienes de consumo y alimentos. Cada vez sobreexplotamos más los bienes materiales que nos ofrece la naturaleza, lo que está provocando un deterioro de las propiedades reguladoras de los ecosistemas, así como de sus beneficios intangibles.
Los efectos de la pérdida de biodiversidad ya se están dejando sentir. De hecho, el ritmo del cambio global de la naturaleza en los últimos 50 años ha sido de una escala sin precedentes en la historia de la humanidad, insisten los autores.
La degradación del suelo ha provocado una reducción de la productividad agrícola en el 23% de la superficie terrestre mundial, y es probable que cada año se pierdan cosechas por valor de entre 235.000 y 577.000 millones de dólares debido a la desaparición de los polinizadores.
Factores directos del declive de la biodiversidad
Los 150 expertos de IPBES de todo el mundo que participan en el proyecto han identificado 5 factores principales que influyen en la diversidad biológica, entre ellos las actividades humanas. Véase también nuestro artículo completo: Comprender las causas de la pérdida de biodiversidad.
1) Uso del suelo y del mar
La agricultura, la deforestación y la expansión urbana tienen algo en común: contribuyen a la destrucción de hábitats, amenazando la supervivencia de muchas especies. Por citar algunas cifras, sólo la agricultura y la ganadería utilizan 1/3 de la tierra y 3/4 de las reservas de agua dulce. Además, la superficie urbanizada se ha duplicado desde 1992.
2) Explotación directa
La explotación directa de los organismos tiene consecuencias importantes para sus poblaciones. La sobrepesca es el ejemplo más evidente. De las poblaciones de peces del mundo, sólo el 7% se pesca por debajo de niveles sostenibles. El 60% se pesca al nivel máximo sostenible, y el 33% sufre sobrepesca. Este es un factor que contribuye al declive de la biodiversidad marina.
3) Los efectos del cambio climático
Los distintos informes del IPCC demuestran que las actividades humanas están calentando la atmósfera. Desde 1980, las emisiones de gases de efecto invernadero se han duplicado, provocando un aumento de la temperatura media mundial de al menos 0,7ºC.
Estos cambios climáticos se están produciendo tan rápidamente que los organismos vivos no tienen tiempo de adaptarse. La actividad humana amenaza a un número de especies sin precedentes: “por término medio, el 25% de las especies pertenecientes a los grupos animales y vegetales evaluados están amenazadas, lo que sugiere que alrededor de un millón de especies están ya en peligro de extinción”.
Su supervivencia dependerá de su capacidad para dispersarse, volver a condiciones climáticas favorables y preservar su capacidad de evolución.
También hay que tener en cuenta que la biomasa (plantas, plancton, etc.) disminuye ante el cambio climático, y estos organismos están en la base de la cadena alimentaria. Así que comprendemos la naturaleza sistémica del problema.
4) Contaminación
El uso excesivo o inadecuado de fertilizantes, la contaminación por plásticos y la liberación de metales pesados en el medio ambiente contribuyen a la contaminación del agua, el aire y el suelo.
La contaminación de los mares por plásticos se ha multiplicado por diez desde 1980, mientras que más del 80% de las aguas residuales del mundo se vierten al medio ambiente sin tratar, según el mismo estudio.
5) Especies invasoras
Por último, casi una quinta parte de la superficie terrestre está amenazada por invasiones de animales y plantas dañinos.
El ritmo de introducción de nuevas especies exóticas invasoras ha aumentado con el transporte a larga distancia de personas y mercancías. La presencia de estas especies exóticas invasoras tiene graves consecuencias para la biodiversidad.
Estos cinco factores directos se derivan de un conjunto de causas subyacentes, que se agrupan en la categoría de factores indirectos de cambio. Entre ellos figuran nuestros valores y comportamientos sociales, incluidas las pautas de producción y consumo, la dinámica y las tendencias demográficas, el comercio, las innovaciones tecnológicas y la gobernanza desde el nivel local al mundial. Además, el ritmo de cambio de los factores directos e indirectos difiere entre regiones y países.
¿Qué se puede hacer contra la erosión de la biodiversidad?
En este contexto, la única manera de avanzar es introducir cambios estructurales de gran calado en nuestro sistema.
Sin un cambio en las estrategias de conservación, la degradación de la naturaleza continuará, con una pérdida significativa de las aportaciones reguladoras de la biodiversidad, en beneficio de una explotación cada vez mayor e insostenible de las aportaciones materiales.
Pero ni la innovación tecnológica ni la compensación ecológica pueden sustituir plenamente las aportaciones de la naturaleza.
Aparte de que inventar y/o aplicar estos sustitutos es costoso y técnico (fábricas para filtrar el agua de los océanos y hacerla potable, por ejemplo), son imperfectos en comparación con los beneficios que aporta la naturaleza.
Los expertos de IPBES insisten en 5 tipos principales de intervención para lograr un cambio en profundidad:
Hoy en día, los incentivos económicos fomentan generalmente la expansión de la actividad económica en detrimento del medio ambiente.
Avanzar hacia una gestión sostenible de la tierra y el mar significa eliminar las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente e incentivar las prácticas deseables, así como aumentar el presupuesto dedicado a la conservación de la naturaleza.
Fomentar la cooperación entre sectores
Adoptar un enfoque sistémico facilitaría la gestión de los problemas. Por ejemplo, los problemas de sobrepesca implican a los niveles local, nacional e internacional, y todos los factores deben tenerse en cuenta simultáneamente: sobrepesca, contaminación, especies invasoras, cambio climático, destrucción de hábitats, etc.
Reforzar la legislación medioambiental y su aplicación
Esto implica reforzar las leyes y garantizar su cumplimiento, pero también reforzar el Estado de Derecho en general: reparto equitativo de los recursos, reducción de las desigualdades, respeto de los derechos humanos.
Tomar medidas preventivas
Sobre todo con las empresas y las instituciones reguladoras.
Esto permite abordar el problema en una fase previa, en lugar de tener que reaccionar tras los daños causados.
Fomentar una multitud de respuestas en un contexto de resistencia e incertidumbre.
Una talla no sirve para todos: las soluciones deben adaptarse a los distintos países y niveles de riqueza. Por tanto, habrá que dar múltiples respuestas que tengan en cuenta los aspectos evolutivos, diversos y locales del problema.
Dada la importancia de la biodiversidad, es imperativo que se tenga en cuenta en la toma de decisiones globales en todos los sectores.
Las conclusiones del estudio IPBES muestran que el crecimiento de nuestras sociedades en las últimas décadas se ha producido a expensas de la naturaleza. De este estudio se desprende claramente que la supervivencia a largo plazo de la humanidad depende del respeto y la protección de los seres vivos y su diversidad.
A pesar de ello, la gobernanza mundial se está quedando rezagada a la hora de abordar la crisis de la biodiversidad.
En 2010, los 190 países miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de la ONU se fijaron 20 objetivos para preservar la biodiversidad. Son las Metas de Aichi. 10 años después, el CDB ha hecho balance: sólo se han alcanzado parcialmente 6 objetivos, y ninguno se ha cumplido en su totalidad.
Esto se debe a la falta de recursos (sólo 9.000 millones de dólares al año) y a la no transposición de estos objetivos internacionales a nivel nacional.
El ritmo de deforestación sólo se ha reducido en un tercio y vuelve a acelerarse en algunas regiones, mientras que la sobrepesca sigue afectando a un tercio de las poblaciones de peces.
En resumen, el CDB constata que aún estamos lejos de nuestro objetivo y que en general, se ha avanzado poco. Al igual que con la crisis climática, necesitamos urgentemente invertir la tendencia y provocar un verdadero cambio estructural.
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