Deforestación en Argentina: más de 100 mil hectáreas perdidas en 2024

La deforestación en Argentina volvió a alcanzar cifras alarmantes durante 2024. Más de 103 mil hectáreas de bosques nativos fueron arrasadas por las topadoras y las motosierras en las provincias del norte del país. ¿La principal causa detrás de estos crímenes ambientales? El avance de la frontera agropecuaria, que no solo pone en riesgo la biodiversidad, sino también a las comunidades locales y al equilibrio climático del planeta.

De acuerdo con un monitoreo satelital llevado a cabo por la organización ambientalista Greenpeace, provincias como Santiago del Estero y Chaco fueron las mayores víctimas del desmonte (en la mayoría de los casos ilegal). Este tipo de actividad infringe la Ley de Bosques, Nº 26.331 sancionada en el año 2007, sino que además viola los compromisos internacionales asumidos por el país para combatir el cambio climático.

Pero mientras los gobiernos provinciales del norte del país y miembros de ONGs reclaman penan más duras para quienes no cumplen la ley, la Corte Suprema de Justicia continúa relegando la audiencia pública que había anunciado en 2022. 

La deforestación de 2024, en números

Durante los primeros 10 meses de este año, el país sufrió la pérdida de 103.816 hectáreas de bosques nativos. Santiago del Estero lidera la tabla de provincias afectadas con 45.137 hectáreas deforestadas. A continuación se encuentran: Chaco con 36.045, Formosa con 12.879 y Salta con 9.755. En conjunto, ¡estas cifras equivalen a 5 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires!

Gran parte de este desmonte está relacionado con el avance de la ganadería y la producción de soja, dos productos que, en su mayoría, se destinan a la exportación. Es decir que, para beneficiar a unos pocos, se destruyen los ecosistemas locales y se exacerba el cambio climático (ya que al destruir los bosques se liberan enormes cantidades de dióxido de carbono almacenado en los suelos y la vegetación).

Pero el saqueo de estos inescrupulosos no termina allí. En el Gran Chaco, el segundo ecosistema forestal más grande de América Latina, la degradación de los hábitats es tan grande que especies emblemáticas como el yaguareté, cuya población actual es de menos de 20 ejemplares, están a punto de desaparecer. 

Poniéndole nombre a los culpables de los desmontes ilegales

Uno de los casos más emblemáticos de deforestación ilegal en 2024, es el de la familia Canido, propietaria de la marca Manaos. En una finca ubicada en Santiago del Estero, esta familia ha arrasado más de 10 mil hectáreas de bosques nativos con fines ganaderos. Pero lamentablemente, no se trata de un caso aislado: esta clase de actividades se repiten en todo el norte argentino gracias a que las autoridades miran para otro lado.

De acuerdo con Noemí Cruz, experta de Greenpeace, la mayoría de estos desmontes son ilegales y violan las disposiciones de la Ley Nacional de Bosques Nativos. Y aunque la Corte Suprema de Justicia se comprometió a avanzar en la causa contra las empresas involucradas, a casi 3 años de su decisión, aún no se ha concretado la audiencia pública prometida.

¿Cuáles son las consecuencias para el medioambiente argentino y sus habitantes?

La pérdida de bosques en Argentina se hace sentir de diferentes modos. Por un lado, la deforestación contribuye al cambio climático ya que al liberar carbono almacenado, aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero además, la destrucción de hábitats afecta a especies en peligro crítico de extinción, como el ya mencionado yaguareté o el pecarí quimilero.

Además a medida que las topadoras avanzan, cientos de comunidades indígenas y campesinas se ven desplazadas de sus hogares ante la falta de recursos. Finalmente, el desmonte propicia la desertificación de los suelos y las inundaciones de las zonas afectadas. Esto sucede porque, sin la cobertura vegetal que actúa como regulador del ciclo hídrico, el suelo se vuelve más vulnerable a la erosión y pierde su capacidad de retener agua, exacerbando las catástrofes climáticas.

Otro golpe a la economía nacional

Pero los ecosistemas no son los únicos perjudicados por la deforestación y el desmonte. La economía nacional también se ve afectada por la pérdida de biodiversidad, que reduce la disponibilidad de recursos esenciales como alimentos, medicinas y maderas, afectando tanto a las comunidades locales como a sectores productivos clave del país. 

De hecho, los especialistas advierten que, a menos que ya mismo se implementen medidas que castiguen la destrucción de los bosques nativos del país, las consecuencias para el futuro del país (y del planeta) podrían ser irreversibles.

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