Un oso con anteojos que es encuentra en peligro de extinción 

El oso con anteojos como símbolo de Sudamérica y su actual situación vulnerable. Los datos más interesantes de su comportamiento. 

El oso con anteojos es una especie que se ha convertido en emblema de la fauna de Sudamérica. 

También conocido como oso andino, este mamífero omnívoro es originario de la zona de los Andes. 

Su nombre más popular tiene que ver con manchas de su rostro que dan aspecto de un antifaz o anteojeras. Pero, además, cuenta con muchas características que lo vuelven muy atractivo. En principio, su fisonomía y rasgos biológicos presenta ciertas particularidades:

  • Mide entre 1.30 y 1.60 metros de alto
  • Su peso promedio es de 80 a 125 kilogramos
  • Posee pelo áspero de color oscuro
  • Tiene hocico corto de un color café un poco más claro
  • Presenta manchas blancuzcas en la parte de ojos y nariz
  • Cuenta con dedos y garras largas no retráctiles
  • Tiene la capacidad de trepar a los árboles 
  • Es diurno, solitario y terrestre
  • Se alimenta de vegetación nativa 
  • Los machos son más grandes que las hembras 

En la actualidad hay una única subespecie que sobrevive y pertenece a la familia llamada Tremarctinae. Esta variedad vive en las zonas montañosas desde el oeste de Venezuela hasta el norte de Argentina

La condición de vulnerabilidad que hoy vive la especie genera preocupación. Sucede que su presencia es una referencia ambiental en cuanto a los niveles de saludabilidad de los ecosistemas. 

¿Por qué es tan importante el oso con anteojos para la conservación de los bosques? ¿Cuáles son los datos más curiosos en torno a sus hábitos y comportamientos? ¿En qué lo afecta el cambio climático y cuánto tiene que ver en su situación de peligro actual?

Los datos más curiosos sobre el oso con anteojos

El oso con anteojos es una especie única. De hecho, no existe otra variedad de osos típicos de Sudamérica

Una de las curiosidades respecto a este animal es que viven en climas secos tropicales. Nativos de países como Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia

Los bosques en los cuales habita este ejemplar son montañosos con matorrales secos y pastizales bajos en terrenos de altitud. 

Otra curiosidad es que no hiberna. Por el contrario, el oso con anteojos permanece activo todo el año ya que, en su hábitat natural, cuenta con alimentos a disposición. 

Además de las manchas con forma de anteojeras que le valieron su denominación tiene cola y orejas cortas y un hocico prominente. 

Al oso con anteojos la naturaleza le proveyó de una mandíbula dentada que le sirve para triturar elementos de la naturaleza. 

También entre sus garras cuenta con 5 dedos, entre ellos uno similar al pulgar de los humanos. Esta extensión le sirve para asimilar vegetales con fibra que son duros para masticar.

Entre sus especies vegetales favoritas se encuentra la bromelia y también comen palmeras, cactus y musgos. Su dieta incluye frutas para absorber los carbohidratos, proteínas y grasas que necesitan.  

De manera eventual pueden cazar algún que otro mamífero, pero esto no le es indispensable para su supervivencia. 

Los indicadores del oso con anteojos en cuanto al cambio climático

El oso con anteojos es uno de los agentes naturales encargados de esparcir semillas en los bosques. 

También contribuye con su huella a marcar el rumbo a otras especies como los roedores y venados.

Pero ¿Por qué se asegura que la presencia del oso con anteojos significa el buen estado de salud de los bosques? 

Sucede que este espécimen, durante su búsqueda de alimentos, derriba arbustos y arroja ramas. Es entonces que se disemina las semillas y los suelos vuelven a florecer. De alguna manera, el accionar de la especie es regulación del ecosistema. 

Además, esta especie ha sido venerada por muchas poblaciones nativas por ser considerada un animal sagrado. Justamente por ser un protector de la naturaleza se le asignó el rol de benefactores mágicos. 

Hoy el cambio climático es una amenaza para el oso con anteojos. Sin la vegetación que constituyen eslabones fundamentales en su cadena alimenticia, no podrá sobrevivir a la crisis climática. 

Esta como tantas otras variedades animales y vegetales, su presencia en el planeta depende de cuán posible sea revertir los niveles de emisiones de carbono hacia la atmósfera. 

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