El Parque Nacional del Impenetrable de Argentina abriga 600 especies de vertebrados, incluidos jaguares y osos hormigueros gigantes. Una pregunta resuena en la segunda parte de este viaje increíble ¿Peligran sus bosques?
Un hogar para muchas especies
A pesar de su aridez, el Chaco posee una gran biodiversidad. El Parque Nacional del Impenetrable es un ejemplo de ello.
Se han catalogado más de 500 especies de vertebrados y se espera superar las 600 cuando se concluya con los estudios sobre murciélagos.
La biodiversidad del parque brilla al anochecer, cuando las temperaturas más bajas incitan a los animales a salir.
Las garzas nocturnas coroninegras y los jabirús sobrevuelan el agua; los tapires, armadillos gigantes, osos hormigueros, ciervos colorados, monos y pecaríes buscan comida; los pumas, lobos de crin y zorros cazan.
La fauna se concentra en torno a las lagunas alimentadas por el río Bermejo: Breal, Corrales, Pozo del Yacaré y la lejana Bahía del Zorro.
Los conservacionistas y científicos planean reintroducir pronto en el parque el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus).
El ciervo de los pantanos, la mayor especie de ciervo de Sudamérica, se extinguió localmente en gran parte de su área de distribución histórica debido a la pérdida de hábitat y la caza furtiva por su cornamenta; está clasificado como Vulnerable.
El Parque Nacional del Impenetrable es también el hogar del mayor depredador de Sudamérica: el yaguareté (Panthera onca).
En septiembre de 2018, una cámara trampa de Conservation Land Trust captó imágenes de un individuo cuya presencia en la zona había sido seguida durante meses por investigadores afiliados al parque y al Proyecto Yaguareté, cuyo objetivo es conservar las poblaciones de yaguareté del Chaco.
El parque es una zona importante para la especie; esta especie ve el parque como un lugar tranquilo y sin perturbaciones, aseguraron los biólogos del Proyecto Yaguareté.
Los investigadores afirman que este yaguareté en particular nació en la región argentina del Iberá y había viajado unos 800 kilómetros.
Su presencia revela que aún quedan zonas para el desarrollo de la biodiversidad en el Chaco.
El yaguareté fue capturado y se le colocó un collar satelital para que los investigadores pudieran seguir sus movimientos, y fue liberado de nuevo en el Parque Nacional del Impenetrable.
Gracias a ese collar sabemos que permaneció en un área de 5 a 6 kilómetros cuadrados y que no volvió a cruzar el río.
Pero si llega a cruzar el río Bermejo, los conservacionistas advierten que su futuro puede estar en peligro.
De ese lado hay una propiedad privada en sucesión: son 100.000 hectáreas que se extienden al otro lado del río desde el parque.
Del Rosso es el coordinador del Programa de Biodiversidad, Áreas Protegidas y Cambio Climático de la provincia de Formosa asegura que El Ministerio de Producción y Recursos Naturales promueve la creación de una reserva privada en estas tierras.
Caza, agricultura y aislamiento en una de las zonas más deforestadas del planeta
El Gran Chaco es una de las zonas más deforestadas del planeta, con una superficie del tamaño de Buenos Aires que desaparece cada día.
Argentina alberga el 60% del Chao, pero es el escenario del 80% de la deforestación del Chaco, ya que los agricultores talan cada vez más tierras para dedicarlas a la ganadería y la soja.
La protección oficial del Parque Nacional del Impenetrable significa que está relativamente a salvo de la expansión agrícola. Pero las zonas circundantes no lo están. Las imágenes por satélite muestran que gran parte de la tierra que rodea el parque ya ha sido talada, y que en 2019 aparecieron grandes zonas de nueva deforestación a menos de 3,2 kilómetros del parque. Las imágenes por satélite también muestran que el fuego se cobró más de 1.000 hectáreas de bosque dentro del parque entre octubre y diciembre.
Imágenes satelitales conocidas por los científicos, aunque menos difundidas a nivel mediático, muestran que se quemaron más de 1.000 hectáreas en el parque en los últimos meses de 2019.
La deforestación también sirve para aislar, fragmentando el hábitat restante en islas separadas por océanos de tierras de cultivo.
Para combatirlo, las organizaciones conservacionistas intentan tejer áreas protegidas en corredores de hábitat para que las poblaciones de fauna salvaje puedan mezclarse con otras de su especie y acceder a comida y agua.
Estamos en la fase de implementación del corredor del Chaco húmedo, que nace en el Parque Nacional del Chaco y abarca todo el interfluvio entre los ríos Bermejo y Bermejito.
Muchas de las especies que habitan la ecorregión necesitan grandes extensiones de tierra para sobrevivir. Por ejemplo, cada grupo de pecaríes de labios blancos (Tayassu pecari) necesita entre 11.000 y 12.000 hectáreas para desplazarse.
Si no se gestionan las zonas tampón alrededor del parque, se convertirá en un ecosistema insular y los esfuerzos de conservación serán menos eficaces.
Los responsables del parque afirman que la caza también está pasando factura a la fauna del Parque Nacional del Impenetrable y sus alrededores.
Es una actividad cultural, ni siquiera de subsistencia. Los cazadores suelen entrar por la orilla del río Formosa y cazan por placer, sin ningún afán comercial. Son gente que le dispara a todo lo que se mueve, dicen los biólogos que trabajan en la zona.
Sin embargo, las autoridades afirman que la aplicación de las leyes de caza ha recibido un impulso desde que se detectaron jaguares en el parque.
La presencia del jaguar en el parque nacional hace que tengamos un control más estricto de la caza.
En cuanto al problema de la deforestación, se recomienda un enfoque holístico.
Esto es integrar esfuerzos dispersos, ser mucho más meticulosos y eficientes en la gestión de la expansión de las fronteras agrícolas y ganaderas y promover un cambio de conciencia: la producción, la biodiversidad, cómo tienen que convivir el medio ambiente y el hombre.
De esta manera, no peligrarán, de lo contrario, debemos pensar en una situación cada vez más desfavorable para esta zona.