Para quienes la situación de los bosques y del planeta no es indiferente aparece la ansiedad ecológica en el trabajo ¿Cómo afrontarla?

El 85% de los trabajadores están preocupados por el cambio climático y el presente preocupante de los bosques que forman parte de los territorios más naturalmente ricos, como Perú o Brasil. Algunos de ellos incluso experimentan ecoansiedad. Aquí, algunas reflexiones. 

La devastadora situación de los bosques, parte del patrimonio nacional de países con muchas áreas verdes, puede afectar a nivel personal a las personas. 

Es decir, puede tener consecuencias a lo largo de todo el ciclo laboral. Sin embargo, pocas empresas abordan este problema de salud mental. 

¿Cuáles son los riesgos de no abordar esta ansiedad? Por el contrario, ¿qué se puede hacer para movilizar a estas personas en favor de la transformación ecológica y social de la empresa? 

Perú y ecoansiedad

En Perú, donde la preocupación por los impactos ambientales crece debido a la deforestación, la minería y el cambio climático, este tema es especialmente relevante.

¿Qué es la ansiedad ecológica? 

Este miedo crónico al desastre medioambiental no es una enfermedad ni una maldición, porque se puede superar, pero puede enfermar» si se vuelve intenso y se deja persistir a largo plazo, advierten los psicólogos laborales. 

El problema es que esta toma de conciencia de los problemas medioambientales, que puede convertirse en angustia psicológica, no es irracional: se alimenta del estado real de degradación del planeta. Por tanto, es una forma de lucidez, pero que puede deslizarse hacia la depresión si no se hace nada. 

Es importante señalar que la ecoansiedad no es el resultado de tener una estructura psicológica ansiosa, sino de estar afectado por los problemas ecológicos y preocupado por sus consecuencias.

¿Existen perfiles de riesgo? 

Aunque a menudo se señala a los jóvenes como el perfil típico de eco-ansioso, en realidad casi el 5% de la población está fuertemente afectada, con predominio de mujeres y licenciados: Cuando el trabajo te vuelve eco-ansioso fue el nombre del primer estudio sobre el tema que surgió en Francia, un país pionero en el tema, en el cruce de fenòmenos sociológicos, psicológicos y ecológicos. 

En el trabajo, esto puede afectar a todos los departamentos y profesiones. . Cuando se realizaron las encuestas, surgió que el nivel de ansiedad sobre estos temas era muy alto, con una mediana de 3,5 en una escala de 0 a 5. 

El 20% dijo que se encontraba bien y el 8% que sufría angustia psicológica. ¡Eso es mucho! 

Y a pesar de que sus trabajos se centraban esencialmente en cómo la empresa podía gestionar las cuestiones medioambientales, se sentían impotentes. 

Por su parte, una consultora de contratación especializada en empleos de alto impacto, admite que le sorprende que los candidatos nunca planteen la cuestión. 

¿Cuáles son las consecuencias de la ecoansiedad en el trabajo? 

Mientras que el miedo puede motivar, la ansiedad suele paralizar. Al menos al principio. El resultado: rumiaciones, trastornos del sueño, pérdida de energía, aislamiento y sensación de no hacer lo suficiente.

En términos profesionales, esto se traduce en un riesgo de desconexión en el trabajo o, a la inversa, de agotamiento, y puede provocar conflictos con los compañeros o la dirección…

Para los jóvenes profesionales, en la medida de lo posible, la ecoansiedad puede influir en su elección de profesión o empresa. 

Algunos incluso cambiarán de carrera, como han demostrado varios jóvenes licenciados de importantes escuelas de negocios. 

Para los profesionales más veteranos, la eco-ansiedad será la señal para abandonar o incluso cambiar de carrera. 

Para otros, a los que les resulta más difícil cambiar de trabajo por una razón u otra, la eco-ansiedad puede provocar una especie de resistencia. 

Esto puede provocar algo conocido como sabotaje silencioso. En otras palabras, los empleados sabotean en silencio, en sus puestos de trabajo, las acciones que van en detrimento de la transformación ecológica. 

¿Cuál es la responsabilidad de la empresa en materia de ansiedad ecológica? 

Como empleador, la empresa tiene un deber de diligencia en materia de salud laboral y, por tanto, debe prevenir los riesgos psicosociales y las patologías asociadas. 

La eco-ansiedad entra claramente en esta categoría como factor agravante. Y cuando hablamos de este tema, hay que tener en cuenta que el individuo es responsable de alrededor del 20% y la empresa del 80%. 

En el caso de la eco-ansiedad, esto plantea la cuestión de qué hace realmente la empresa en materia de Responsabilidad Social Empresarial y cómo lo comunica. 

Si un empleado intenta lastimarse como consecuencia de la eco-ansiedad y de un conflicto ético vinculado a su puesto de trabajo o a su empresa, podría considerarse como falta de medidas para remediar esa situación. 

Por ello, las empresas harían bien en evaluar la eco-ansiedad de sus empleados cuando el trabajo te pone ansioso. Según los expertos, esto les permitirá ofrecer a los empleados el mejor apoyo posible en función de sus necesidades. Pero muy pocos lo hacen hoy en día. 

Es una pena, porque trabajar este tema con los equipos puede ayudar a volver a motivar a personas que, de otro modo, habrían abandonado su trabajo o sufrido burn-out. 

¿Cómo se puede utilizar esto como palanca para el cambio ecológico y social? 

Una vez que lo sabemos, ¿qué hacemos, por parte del empleador o del empleado? La escucha, el debate y, sobre todo, la acción son esenciales para romper la espiral. 

Por lo que respecta a las empresas, además de prestar apoyo, sensibilizar y, sobre todo, formar a todos los empleados en cuestiones medioambientales, en particular en relación con su puesto de trabajo, es esencial porque les permite emprender acciones concretas. 

Para algunos, la acción tendrá lugar fuera de la empresa, en ONG por ejemplo. Pero eso no es para todos, y también es posible actuar dentro de la empresa, en el propio puesto de trabajo, con otros, en grupos por ejemplo. 

O implicarse en actividades sindicales que pueden transformar la empresa. En una gran empresa agroalimentaria, el 99% de los trabajadores se movilizaron contra un proyecto de caldera de leña que iba a tragarse un campo de fútbol al día, a pesar de que el sector no está bien estructurado. Propusieron proyectos alternativos y consiguieron que la dirección cambiara, con un proyecto decidido colectiva y democráticamente. Este caso enseña mucho sobre el tema. 

Sin embargo, para transformar la eco-ansiedad en un motor de acción, es necesario tomarse tiempo para uno mismo, lo que no siempre es fácil ni se concede a todo el mundo, y dentro de la empresa, de forma colectiva. 

Muchas empresas tienen miedo de este tema y de abordarlo porque temen abrir la caja de Pandora, pero cuando la abres, te das cuenta de que puedes pasar a la acción. 

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