El megaincendio que arrasó en Chile a principios de febrero desató una crisis ambiental de proporciones alarmantes, afectando gravemente al ecosistema local y generando preocupación tanto a nivel nacional como internacional. Este desastre dejó a su paso una devastación incalculable, consumiendo miles de hectáreas de bosque nativo y poniendo en riesgo la biodiversidad y los recursos naturales de la región.
Especies emblemáticas en el bosque nativo
El desastre afectó una vasta extensión de territorio, con más de 8.960 hectáreas de formaciones vegetales arrasadas, de las cuales más de la mitad corresponden a bosque nativo. Entre las especies perdidas se encuentran emblemáticas y de alto valor ecológico, como la palma chilena, el belloto del norte, la orquídea, la alstroemeria, el naranjillo, la lingue y la patagua. Estos árboles y plantas no solo formaban parte del ecosistema, sino que también eran fundamentales para mantener el equilibrio ambiental y la biodiversidad en la región.
Impacto en áreas urbanas y periurbanas
Además de la devastación en áreas naturales, el incendio también afectó zonas urbanas e industriales, así como terrenos de uso agrícola, embalses y alrededores de lagos y lagunas. Se estima que alrededor de 330 hectáreas de vegetación nativa dentro de las ciudades y su periferia resultaron afectadas, especialmente en quebradas húmedas y laderas. Esta pérdida de vegetación nativa dentro de las áreas urbanas representa un golpe significativo para la biodiversidad local y la calidad de vida de los habitantes.
Conservación en entornos urbanos
La directora de la Fundación Terram, Flavia Liberona, destacó la importancia de conservar los fragmentos de vegetación nativa dentro de las ciudades, que han resistido las presiones humanas y son fundamentales para mantener la identidad ambiental de la región. Estos espacios son clave para la protección de la biodiversidad, el equilibrio ecológico y la calidad de vida de las personas. Sin embargo, el uso de especies exóticas en la arborización urbana y la falta de cuidado adecuado pueden comprometer la supervivencia de estos fragmentos de vegetación nativa.
Alcance del desastre
Tras el reclamo de organizaciones ambientalistas, como Greenpeace Chile, las primeras investigaciones revelaron que los incendios fueron provocados y se originaron en cuatro focos dentro del Parque Natural del Lago Peñuelas, extendiéndose hasta alcanzar barrios chabolistas y zonas industriales de la ciudad de Viña del Mar. Impulsados por el viento y las altas temperaturas, los incendios se convirtieron en la tragedia ambiental más grave ocurrida en Chile desde el terremoto de 2010, dejando un panorama desolador y generando un llamado urgente a la acción para prevenir futuros desastres de esta magnitud.