Algunas reflexiones y datos sobre Incendios forestales

El fuego es considerado tanto un poderoso aliado como un temido enemigo. Una fuente de calor que se utiliza para cocinar alimentos, para abrir la tierra al cultivo o para proporcionar forraje a los animales domésticos. Pero los incendios pueden devastar recursos naturales y devorar también propiedades y vidas humanas. 

Todos los sabemos: los bosques son el blanco más temido cuando se producen los incendios. Por otra parte, un incendio incontrolado puede devastar rápidamente los recursos naturales, propiedades y cobrarse vidas humanas.

El papel del fuego en las comunidades vegetales

El fuego es una de las fuerzas de la naturaleza que han modificado las comunidades vegetales a lo largo de los periodos de evolución. 

En las regiones semiáridas, donde los incendios son frecuentes, los bosques y las zonas arboladas han evolucionado desarrollando mecanismos de adaptación que les permiten sobrevivir o defenderse, con especies menos tolerantes al fuego.

En el oeste de Norteamérica, los incendios naturales han dado lugar o transformado las formaciones de Pinus ponderosa en bosques abiertos. Más al sur tenemos otros casos que pueden servir para reflexionar sobre el tema. 

En Argentina, la situación es similar en las regiones como el Chaco y la Patagonia, donde los incendios son parte integral del ecosistema. Las especies como el quebracho colorado y el caldén han desarrollado adaptaciones específicas para sobrevivir a los incendios frecuentes. 

La gestión adecuada del fuego en estas áreas es crucial para mantener el equilibrio ecológico y prevenir la propagación de incendios descontrolados que podrían devastar grandes extensiones de bosque.

Los árboles maduros tienen una corteza gruesa que les permite sobrevivir a los incendios del sotobosque. Estos incendios a ras de suelo tienen la ventaja de reducir la cantidad de combustible presente en el sotobosque y evitar así incendios más destructivos. 

En ausencia de incendios, las especies menos resistentes al fuego, como Abies sp., se desarrollan en el sotobosque y, con el tiempo, corren el riesgo de invadir la masa. 

Este tipo de relación se ha observado con P. kesiya, P. merkusii y P. roxburgi en Asia. El fuego también permite a Pinus oocarpa, una especie nativa de México y América Central, competir con especies de hoja ancha. Dispone de dos mecanismos de adaptación: conos serotinosos que liberan sus semillas sólo tras la exposición a altas temperaturas, y brotes de tocón que pueden desarrollarse después de que el tallo haya sido destruido por el fuego.

Efectos del fuego en la silvicultura sostenible

Aunque el fuego es un componente natural de muchos ecosistemas, puede tener efectos perjudiciales sobre la capacidad de los bosques para producir bienes y servicios de forma sostenible. 

El fuego mata la vegetación. Incluso los árboles resistentes pueden verse afectados. Es probable que aumente su vulnerabilidad frente a insectos y parásitos.

Los incendios más intensos pueden acabar con toda la vegetación de un lugar y destruir, en pocas horas, el resultado de años de crecimiento. Los hábitats de la flora y la fauna autóctonas pueden quedar devastados. 

Por lo general, un lugar tarda muchos años en recuperarse tras un incendio forestal. La destrucción de la vegetación por el fuego provoca la erosión del suelo, sobre todo en pendientes pronunciadas, con el consiguiente riesgo de corrimientos de tierras o de colmatación de manantiales y cursos de agua.

Alrededor del 50% de la biomasa seca de la vegetación leñosa está constituida por carbono. Cuando un bosque arde, gran parte del carbono se libera a la atmósfera en forma de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. 

La creciente concentración de estos gases en la atmósfera es motivo de preocupación, ya que es probable que repercuta en el clima mundial. Los incendios forestales son la segunda fuente de gases de efecto invernadero después de los combustibles fósiles, y actualmente representan entre el 20% y el 30% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero.

Incendios intencionados

El fuego se utiliza para abrir grandes extensiones de bosque a la agricultura. La deforestación en los trópicos, incluidos los incendios intencionados, alcanza actualmente niveles récord: cada año se queman casi 15,4 millones de hectáreas de bosque, lo que supone un fuerte aumento respecto a los 11,3 millones de hectáreas de la década anterior. 

Gran parte de las tierras desbrozadas de este modo se utilizan para cultivos itinerantes. El fuego es una herramienta silvícola importante para eliminar los residuos de la tala, reducir los combustibles del suelo y preparar los terrenos para las plantaciones o la regeneración natural. 

Incendios accidentales

Se define los incendios forestales como cualquier incendio que se produzca en una zona boscosa, excepto las quemas prescritas. 

Son relativamente pocos los países que disponen de datos estadísticos permanentes sobre el número de incendios, sus causas y las zonas afectadas. 

Sin embargo, según estimaciones recientes, cada año arden entre 12 y 13 millones de hectáreas de bosques y otras zonas arboladas). 

La gestión efectiva del fuego en Argentina y otros países es crucial para proteger los recursos naturales y minimizar el impacto de los incendios forestales. 

Adoptar prácticas de manejo sostenible y promover la reforestación pueden ayudar a mitigar estos riesgos y garantizar la salud de los ecosistemas. 

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