¿Qué es la forestería comunitaria?

De qué se trata este término que se menciona en los foros ambientalistas como una opción real para salvar a los ecosistemas en peligro. Qué país de la región ya está implementando este formato con resultados exitosos.
La forestería comunitaria es una expresión que se usa para mencionar un modelo de gestión que incluye a la preservación ambiental y a los pequeños productores.
Desde distintos organismos internacionales señalan que este es el mejor camino para poder recuperar los bosques y/o preservarlos en caso de amenazas.
Pero ¿Cuáles son las principales características de la forestería ambiental y porqué es tan importante según el decir de los expertos? Lo primero que hay que decir es que esta metodología tiene pautas claras sobre el uso de las tierras:
- La participación sobre los terrenos es comunitaria
- La tenencia formal en cuanto a los territorios es comunal
- Las acciones son colectivas
- Los derechos son obtenidos por las comunidades
- La participación se realiza mediante planificación
- Los beneficios son distribuidos equitativamente.
Pero, además, la forestería comunitaria tiene el foco puesto en impulsar el desarrollo de las economías regionales. De este modo, las iniciativas incluyen los recursos naturales de forma participativa, pero con los cuidados y la responsabilidad necesarias.

Es justamente por su condición de comunitaria que se considera que esta gestión forestal debe ser descentralizada y transferida. Esto quiere decir que se incluye una amplia agenda de actividades en la cual todos los actores tienen injerencia mientras sostienen la preservación de la naturaleza.
Entonces ¿Por qué se considera a la forestería comunitaria como una opción recomendable según así lo indican los foros especializados en ambientalismo? Para las voces autorizadas, la clave está en que esta alternativa logra proteger a los bosques y cumplir las expectativas económicas de las poblaciones al mismo tiempo.
De hecho, desde algunos sectores se sostiene que esta noción tiene la capacidad de mejorar la vida de los habitantes de los espacios en los cuales se la implementa. Es entonces que, por propiedad transitiva, el cuidado de los ecosistemas se convierte en una prioridad para todos los involucrados.
Dicho en otras palabras, cuando todos los intereses se dirigen en la misma dirección no queda margen para que los recursos forestales no estén protegidos. El principio sobre el cual esta filosofía se ciñe es que nadie destruye su propiedad ni su fuente de ingresos.

Estos manifiestos no quedan solo en palabras ya que hay puntos geográficos concretos que ya han puesto la forestería comunitaria en práctica con excelentes resultados.
El caso de Colombia
A pesar de este contundente nombre, hay dos regiones en Colombia que han presentado notables cambios a partir de la aplicación de la forestería comunitaria en su territorio.
Se trata de una evolución en el estilo de vida y de producción que su población generó luego de hechos severos de desastre ambiental.
Para dar contexto a esta situación hay que mencionar que entre 2021 y 2022 en la zona en cuestión hubo un episodio de desmonte que incluyó a más de 30 mil hectáreas.
Según informó el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales los efectos que esto produjo sobre la selva amazónica fueron devastadores.
La contracara de este episodio fue un acuerdo que los pobladores generaron entre sí para hacer frente a la deforestación. Se trata de los habitantes de Guaviare y Caquetá, dos localidades que ya se involucraron con proyectos de forestería comunitaria.
A pesar de las paupérrimas condiciones de vida de las comunidades, esto no fue impedimento para acoplarse a las iniciativas conservacionistas. De la mano de importantes instituciones que colaboran con la causa amazónica, comenzó un camino de integración que hoy muestra resultados.
En concreto, entre los dos departamentos, contabilizan más de 500 familias que participan de proyectos de forestería comunitaria. Con el objetivo de detener el desmonte se puso en marcha una agenda común de actividades positivas:
- Utilización de recursos como el seje y el asaí que no son maderables
- Fomento de crianza de comunidad de abejas
- Construcción de corredores sostenibles
- Aislamiento de zonas hídricas para su preservación
- Impulso de turismo de naturaleza
- Trabajos en viveros para reforestar los bosques
- Refuerzo de la seguridad alimentaria
Un dato importante es que todos los participantes se sumaron a los proyectos en paralelo a otras actividades como la ganadería o la agricultura.
Según los profesionales que trabajan en la zona del Arco este es solo un caso que muestra que la forestería comunitaria es una solución real y posible.