¿Está cumpliendo el mundo un pacto histórico para proteger la naturaleza?

Estas fueron las palabras utilizadas en 2022 para describir el recién firmado Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, un amplio pacto para proteger y restaurar el mundo natural de los bosques y de todos los biomas.     

Los bosques y los biomas en general son una preocupación constante para los especialistas en ecología y sustentabilidad de todos los países. 

Esta vez, se encuentran en una carrera contrarreloj para aplicar el acuerdo, que llega con la Tierra en la cúspide de la mayor extinción masiva desde la época de los dinosaurios. 

Esta es nuestra última oportunidad de superar la crisis a la que se enfrenta la naturaleza, aseguran los científicos, desde el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. 

Sólo hay unos pocos años para asegurarnos de que podemos mantener la vida en la Tierra tal como la conocemos. Y esa es la única verdad. 

Especies y hábitats en peligro por igual 

Los delegados se reúnen en Kenia para la sexta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el máximo órgano decisorio mundial en materia de medio ambiente. Entre los temas que se espera que debatan está cómo traducir las ambiciones del Marco Mundial para la Biodiversidad en acciones sobre el terreno. 

Antes de esas conversaciones, reflexionamos sobre la importancia del acuerdo y sobre si los países están en condiciones de cumplir sus promesas. 

¿Por qué es necesario que el mundo actúe con rapidez para aplicar el Marco Mundial para la Biodiversidad? 

En estos momentos, la humanidad está empujando a la extinción a un millón de especies. Nos enfrentamos a la sexta extinción masiva del mundo; la quinta fue la de los dinosaurios.  

Esta crisis de la naturaleza está socavando la seguridad alimentaria, nuestro bienestar y el suministro de productos vitales como la madera. Asistimos a un aumento de las plagas y enfermedades debido al desequilibrio de los ecosistemas, junto con pérdidas culturales incalculables.  

Estos cambios en el mundo natural se están produciendo más rápidamente que en ningún otro momento de la historia de la humanidad. Sus consecuencias llegan al corazón de nuestras sociedades y nuestras economías. 

No es la primera vez que los países del mundo se comprometen a proteger la naturaleza. Un acuerdo anterior, las Metas de Aichi para la Biodiversidad, terminó con «progresos limitados». ¿Qué hace diferente a este nuevo marco? 

Esta vez se hace mucho más hincapié en la acción de los gobiernos y la sociedad, y en la transparencia de los avances. A diferencia de acuerdos anteriores, hay varios indicadores comunes, sobre los que todos los países han acordado informar. 

Estos indicadores abarcan desde el estado de la biodiversidad hasta los recursos que se destinan a su conservación y uso sostenible. De este modo se obtendrá una comprensión más coherente de los avances internacionales sobre la base de las medidas adoptadas a nivel nacional. 

Algunos de los objetivos más ambiciosos del Marco se cumplirán en 2030. Entre ellos, proteger el 30% de la Tierra, restaurar el 30% de los ecosistemas degradados y generar 200.000 millones de dólares anuales en financiación respetuosa con la naturaleza. ¿Es todo eso factible en seis años? 

Los expertos aseguran que Ssí. Pero necesitamos actuar ahora si tenemos alguna esperanza de alcanzar estos objetivos. En la mayoría de los países, los objetivos del marco abarcan muchos ministerios, por lo que el compromiso de todo el gobierno es de vital importancia.  

Los gobiernos por sí solos no pueden cumplir las ambiciones del Marco Mundial para la Biodiversidad. El sector privado, los grupos de la sociedad civil y los pueblos indígenas también tienen mucho que aportar. Este proceso de aceptación lleva tiempo. Proteger el 30% del planeta no puede hacerse en la Nochevieja de 2029. 

¿Existe el peligro de que los países se apresuren a elaborar sus planes nacionales de biodiversidad? 

Sí. Aunque debemos reconocer la urgencia de responder a la crisis de la biodiversidad, es importante no cambiar solidez por rapidez. 

Si los países desarrollan objetivos nacionales realmente ambiciosos pero no se comprometen con el gobierno y con la sociedad en general, no tendrán ninguna esperanza de cumplir sus ambiciones.  

Alrededor de media docena de países han publicado planes nacionales sobre cómo cumplirán los objetivos del marco. El plazo para presentar los planes finaliza en octubre. ¿Vemos ya resultados tangibles? 

Muchos de los planes nacionales están aún en su fase inicial. Pero los países no se han quedado de brazos cruzados esperando a que se adoptara el Marco Mundial para la Biodiversidad. 

En los últimos años hemos asistido a la ampliación de las zonas protegidas, la reforma de las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente y cambios en las políticas agrícolas. Cuando se adopten los planes nacionales, veremos un aumento aún mayor de la acción. 

¿Cómo son los planes nacionales de biodiversidad sólidos? 

Reúnen un enfoque de todo el gobierno para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad. 

Reconocen la dependencia clave de nuestras economías y sociedades respecto a la naturaleza. Y se centran en acciones para hacer frente a las causas de la pérdida de biodiversidad y garantizar que todas las personas se beneficien de la naturaleza.  

Por ejemplo, dado que la agricultura es el principal motor de la pérdida de biodiversidad en la mayor parte del mundo, los planes deben apoyar sistemas alimentarios más sostenibles. 

Estos planes también deben reconocer los derechos y la custodia de la biodiversidad por parte de los pueblos indígenas. Por último, los planes sólidos de biodiversidad requieren planes nacionales de financiación y sistemas nacionales de seguimiento. 

El marco ha recibido críticas. Algunos han afirmado que sus objetivos -especialmente la protección del 30% de la Tierra- frenarán el crecimiento económico al restringir la tala de árboles, la minería y otras industrias que generan mucho empleo. 

Pero este argumento no tiene en cuenta el hecho de que nuestras economías dependen de la naturaleza, nuestras cadenas de suministro dependen de la naturaleza, nuestra salud depende de la naturaleza. 

Todo el producto interior bruto mundial depende en última instancia de la naturaleza. Debemos considerar la biodiversidad como una inversión, no como un coste. 

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