Los pinos exóticos promueven los incendios forestales en la Patagonia


La propagación de especies exóticas como los pinos está aumentando la frecuencia e intensidad de los incendios forestales en la Patagonia. Así lo afirma un grupo de investigadoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. Esto se debe a que esta clase de árboles son más inflamables que las especies nativas.
A esto se suma que, a medida que crecen y se propagan, los pinos van alterando el funcionamiento de los ecosistemas patagónicos. Y como los veranos son cada vez más secos y calurosos producto del cambio climático, los incendios se están volviendo cada vez más destructivos y difíciles de controlar.
Es importante aclarar que los pinos no son nativos de la Patagonia. Sin embargo, hoy en día dominan el paisaje. Estas especies cuentan con una resina altamente inflamable y la capacidad de liberar semillas tras el fuego. Esto las convierten en especies pirófitas, es decir, que se benefician de los incendios para expandirse.
Como resultado, en muchas zonas, el bosque original no consigue regenerarse tras el paso del fuego y es reemplazado por especies foráneas. De acuerdo con el experto del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente de San Carlos de Bariloche, Juan Paritsis, en muchas partes quemadas, el bosque no volverá.
Incendios forestales cada vez más frecuentes e intensos
Un reciente estudio del INIBIOMA proyecta que la frecuencia de los incendios forestales podría duplicarse ¡o incluso triplicarse hacia mediados de siglo! Y en el caso de los pastizales de la estepa patagónica, existe cierta capacidad de recuperación. Pero los bosques húmedos, como los de coihue y lenga, no rebrotan después del fuego. En cambio, su regeneración depende de las semillas que lleguen de árboles no afectados, lo que vuelve casi imposible su recuperación tras un siniestro.

Las zonas denominadas de interfase (aquellas donde las ciudades se mezclan con áreas boscosas) son las más vulnerables. Los expertos advierten que las viviendas suelen estar rodeadas de vegetación inflamable, y muchas veces no se aplican medidas de prevención. Por eso aconsejan reducir el material vegetal seco cerca de casas y caminos, así como de fomentar el uso de especies nativas menos peligrosas en jardines y espacios públicos.
Vivir con miedo
El riesgo que producen los incendios forestales no solo es ambiental, sino que afecta la salud y la calidad de vida de las personas que habitan en la Patagonia. Las comunidades de Argentina y Chile han aprendido a convivir con el miedo cada temporada de incendios.
Las consecuencias más graves incluyen la pérdida de sus hogares, el padecimiento de enfermedades respiratorias y la migración forzada. Por este motivo, miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace Chile vienen luchando para que la prevención se vuelva una prioridad para el gobierno.
Varias localidades patagónicas ya han visto las consecuencias de la falta de preparación. La investigadora Jorgelina Franzese remarca también que es necesario educar a la población para que conozcan la importancia de eliminar a los ejemplares exóticos en las zonas de riesgo. Porque, a menos que haya un cambio en el territorio, las llamas seguirán avanzando.
Políticas forestales que atentan contra las vidas de los chilenos
Desde hace décadas, en Chile se vienen plantando pinos y eucaliptos (especies exóticas y pirrófitas) de forma masiva, muchas veces con financiamiento del Estado Nacional. ¿El resultado? Un paisaje invadido por árboles que aumentan el riesgo de incendios y que, en contextos de calor y sequía, actúan como combustible.

Investigadoras como Susana Gómez, del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), y la doctora Mary Kalin, Premio Nacional de Ciencias Naturales de Chile, vienen denunciando esta situación desde hace años. Kalin ha llegado a comparar a los eucaliptos con “árboles gasolina” por los aceites que producen, que fomentan la acumulación de material seco en el suelo.
Y es que, a diferencia de las especies nativas, que no han evolucionado para resistir el fuego, los pinos y eucaliptos dependen de él para reproducirse. Por eso no solo sobreviven a los incendios, sino que se fortalecen una vez que se apagan. ¿Las consecuencias? Mayor riesgo para los ciudadanos chilenos.