Chile devuelve la vida a sus humedales


Los humedales son ecosistemas esenciales para la vida en el planeta. Por un lado, porque actúan como sumideros de carbono, lo que los vuelve clave para combatir el cambio climático. Pero además, porque regulan el ciclo del agua y sirven de hogar para miles de especies de flora y fauna. Pero a pesar de su importancia, estos ecosistemas están sufriendo un alto nivel de degradación como resultado de la expansión urbana, la contaminación y el calentamiento global.
Por este motivo, en Chile y otros países del mundo, se está llevando a cabo un proyecto con el respaldo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que busca marcar la diferencia recuperando los humedales. Para ello se está invirtiendo en iniciativas sostenibles que contribuyan a restaurar el equilibrio ecológico y, de paso, proteger sus recursos naturales para todas las comunidades que dependen de ellos.
Los desafíos que enfrentan los humedales chilenos
Desde el desierto de Atacama hasta la Patagonia, los humedales en Chile se enfrentan a múltiples amenazas. Su extensión se ha visto afectada por actividades humanas como la expansión de las ciudades, la contaminación agrícola y la deforestación, que además ha afectado su capacidad para absorber dióxido de carbono.
A esto se suman también el turismo sin regulación (que no deja que los ecosistemas se recuperen) y el impacto del cambio climático (que ha provocado una disminución en las precipitaciones). Tal vez el ejemplo más claro de esto sea el de la Laguna Cahuil, en la costa central del país. Hasta hace algunos años, esta laguna salina estaba al borde del colapso debido a la contaminación y a que había perdido su conexión con el océano debido a la proliferación de algas tóxicas.
Pero gracias a la intervención del PNUMA, el ecosistema ha comenzado a mostrar signos de recuperación, lo que no solo ha beneficiado a su biodiversidad, sino también a las comunidades locales que dependen de la pesca y el turismo para sobrevivir.
¿Cómo fue la recuperación de la Laguna Cahuil?

El proyecto para devolver a la vida esta laguna contó con financiamiento del Gobierno de Chile y del Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Gracias a esta intervención, se pudo abrir un canal en el banco de arena que separaba la laguna del océano, permitiendo la entrada de agua salina. Esto reestableció el equilibrio ecológico de la misma y ayudó a controlar la proliferación de algas tóxicas. Además, permitió mejoras la calidad del agua e hizo que diversas especies de aves, reptiles y peces volvieran a ocupar la laguna.
Pero además, los expertos implementaron estrategias para promover un turismo más sostenible, como la instalación de miradores de aves y cercos en las áreas de anidación (para evitar que los turistas destruyeran los huevos de las aves y reptiles). Esto no solo ha reducido el impacto humano en el ecosistema, sino que además ha hecho que resurja el turismo en el lugar.
Nuevas leyes para proteger los humedales
Chile ha marcado un hito en la protección de los humedales al sancionar la primera ley en América Latina que protege estos ecosistemas en áreas urbanas. En la actualidad existen más de 100 humedales en el país que ahora cuentan con esta protección legal, entre ellos, la Laguna Cahuil.
Esta normativa es fundamental para evitar que estos ecosistemas sean destruidos por el avance de la urbanización o la contaminación industrial. Sin embargo, miembros de organizaciones ambientalistas como Greenpeace Chile han advertido de que esta ley no servirá de nada a menos que esté acompañada de planes efectivos y un monitoreo continuo que garantice su efectividad.

Está claro que la restauración de los humedales no solo es clave para recuperar la biodiversidad en Chile, sino también para combatir el cambio climático en todo el planeta. Estos ecosistemas almacenan grandes cantidades de carbono, pero además ayudan a regular las inundaciones y son importantísimos para que millones de personas puedan acceder a agua potable. Por estos motivos, su protección debe verse como una inversión a futuro y no como un gasto.