En la última década desaparecieron más de 13 millones de hectáreas de selva amazónica
Durante los últimos 10 años el Amazonas ha sufrido la pérdida de una extensión de bosque equivalente al tamaño total de naciones como Grecia o Nicaragua. Este número preocupante, que supera las 13 millones de hectáreas, destaca el creciente peligro que la mayor selva tropical del mundo enfrenta y su impacto directo en el clima global, la biodiversidad y las comunidades que la necesitan.
Un ecosistema en riesgo
El Amazonas se extiende a través de nueve países y abarca más de 5.5 millones de kilómetros cuadrados, siendo Brasil el país con la mayor parte de este valioso ecosistema. La importancia de la selva amazónica radica en su papel como depósito de carbono, capturando aproximadamente 2 mil millones de toneladas de CO2 anualmente para mantener la estabilidad del clima.
Esto favorece no sólo la reducción del cambio climático, sino también el mantenimiento del equilibrio de los sistemas climáticos a nivel mundial. No obstante, debido a la rápida deforestación en la zona, la capacidad de absorber carbono está disminuyendo de forma alarmante.
Causas principales de la pérdida de árboles
Se señala que la destrucción de más de 13 millones de hectáreas en los últimos diez años se debe a una mezcla de factores que tienen origen tanto en políticas de desarrollo como en actividades ilegales.
El crecimiento de la agricultura y la cría de animales
La mayor parte de la pérdida de bosques es causada por la transformación de terrenos para la agricultura intensiva, en particular para el cultivo de soja, y el aumento de la cría de ganado.
La creciente demanda global ha impulsado la expansión de la producción de carne y soja en Brasil, uno de los principales exportadores mundiales, especialmente en la región amazónica. Normalmente, este proceso implica la destrucción de vastas extensiones de bosque para limpiar el área, lo cual resulta muy perjudicial para el medio ambiente.
Tala no autorizada
La deforestación ilegal también tiene un impacto importante en la pérdida de bosques en la Amazonia. Especies como la caoba y el cedro, muy apreciadas en el mercado global, son cortadas indiscriminadamente en extensas áreas de bosque. Finalmente, la deforestación ilegal conduce a otras acciones destructivas, como la explotación minera y la agricultura sin control.
Incendios forestales
Cada año, durante la estación seca, la selva del Amazonas es destrozada por miles de incendios forestales. A pesar de que algunos se producen por causas naturales, la mayoría son iniciados deliberadamente con el fin de quemar la vegetación y limpiar el suelo.
Estos fuegos no solamente arruinan grandes zonas de bosque, sino que también emiten carbono que estaba almacenado, agravando el cambio climático. El deterioro del suelo a causa de los incendios también obstaculiza la restauración del ecosistema.
Explotación ilegal de minerales
La explotación de oro y otros minerales valiosos ha destruido zonas inmensas de la selva amazónica. La extracción ilegal de minerales causa daños al suelo y contamina los ríos con mercurio y sustancias químicas. Esto impacta no solamente en el entorno natural, sino también en las poblaciones que necesitan de esos ríos para obtener agua potable y sustento.
Impacto en las especies
El 10% de todas las especies conocidas en el planeta se encuentran en el Amazonas. Gran parte de ellas son endémicas, lo que indica que no existen en ningún otro lugar del planeta. La diversidad de seres vivos en la región está en grave riesgo a medida que los hábitats se pierden.
El jaguar y otras especies emblemáticas están en peligro de extinción debido a la disminución de sus áreas de distribución y sus recursos alimenticios. La desaparición de la flora es también preocupante, porque hay muchas plantas sin descubrir o investigar que podrían tener propiedades muy valiosas.
El efecto a nivel mundial
La deforestación en el Amazonas tiene consecuencias que van más allá de sus límites geográficos. Como una de las mayores reservas de carbono en el planeta, la deforestación libera grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, lo que acelera el calentamiento global.
También se estima que si la tasa de deforestación actual persiste, el Amazonas podría alcanzar un punto crítico donde pasaría de ser una selva tropical a ser una sabana, disminuyendo su capacidad para regular el clima.
Un Amazonas vulnerable puede impactar en los niveles de lluvia en América del Sur y en otros lugares del planeta. Esto ocasionaría sequías más intensas y un aumento en la cantidad de eventos climáticos extremos, los cuales ya estamos presenciando.
¿Cómo se puede dar marcha atrás a la destrucción?
Aunque la situación parece crítica, todavía es factible cambiar la dirección. La plantación de árboles y la recuperación de zonas dañadas son parte de la solución, sin embargo es indispensable una acción política y económica que ponga la conservación como prioridad frente a los intereses comerciales.
Los gobiernos, organizaciones internacionales y empresas deben comprometerse a detener la deforestación con políticas estrictas que protejan áreas vulnerables y regulen las actividades industriales en la región.
En este caso, es crucial implementar políticas de cero deforestación en las cadenas de suministro mundiales de alimentos como la soja y la carne para disminuir la cantidad de tierras deforestadas. Al mismo tiempo, es esencial respaldar a las comunidades locales proporcionándoles los recursos y la protección requerida para proteger su tierra.
Categorías
- Biodiversidad
- Bosques boreales
- Cambio climático
- Conservación Ambiental
- Conservación de bosques
- Conservación de la biodiversidad
- Conservación de la naturaleza
- Crisis Medioambiental
- Greenpeace Argentina
- Greenpeace Chile
- Greenpeace Colombia
- Medio ambiente
- Sostenibilidad
- Turismo responsable
- Turismo Sostenible
- Uncategorized
- Yaguareté