Las poblaciones y sus interacciones con los ecosistemas forestales y cómo impactan en la biodiversidad forestal.
En la actualidad, la biodiversidad está ampliamente reconocida como una medida de la variedad biológica a varios niveles, desde el gen hasta el ecosistema. Se ha prestado mucha atención a la diversidad de especies dentro de los bosques y, en particular, a los árboles que se talan.
El reto consiste en ver el bosque por sus árboles: ¿cómo puede traducirse en la práctica la biodiversidad a nivel de ecosistema para mejorar la gestión de los ecosistemas forestales?
Gestión de la biodiversidad en los bosques
Existe un consenso general sobre la definición de ecosistema. El Convenio sobre la Diversidad Biológica, por ejemplo, lo define como un complejo dinámico de comunidades vegetales, animales y de microorganismos y su medio no viviente, estrechamente vinculados como una unidad funcional.
Los componentes vivos de un ecosistema interactúan en redes alimentarias muy complejas. Los enfoques ecosistémicos de la gestión forestal tienen en cuenta la complejidad de estas interacciones y se esfuerzan tanto por mantener la productividad de los ecosistemas forestales como por mejorar su capacidad de adaptación al cambio.
El nivel ecosistémico proporciona una buena base para resolver cuestiones críticas de gestión de recursos.
Por ejemplo, conservar la biodiversidad forestal a nivel de ecosistema ayuda a mantener servicios como el equilibrio de los gases atmosféricos, el reciclaje de nutrientes, la regulación del clima, el mantenimiento de los ciclos del agua y la formación del suelo.
Aunque los científicos aún están profundizando en el conocimiento de los vínculos entre diversidad taxonómica, productividad, estabilidad y adaptabilidad de los ecosistemas, las nuevas investigaciones indican que la diversidad de especies aumenta la capacidad productiva de muchos ecosistemas forestales y su capacidad de adaptación a condiciones cambiantes.
Otra consecuencia de considerar la biodiversidad forestal a nivel de ecosistema es la posibilidad de que se produzca una gestión errónea que dé lugar a la transformación casi permanente de un bosque altamente productivo en un sistema mucho menos productivo como los pastos.
Según investigaciones recientes, incluso los cambios graduales en el clima, los flujos de nutrientes, la extracción de recursos naturales y la fragmentación del hábitat pueden provocar cambios repentinos y radicales en el carácter de un ecosistema forestal.
Aunque son muchos y variados los factores que pueden provocar estos cambios, uno de los determinantes es la pérdida de resiliencia (la capacidad de regenerarse tras sucesos externos) debida a la disminución de la biodiversidad a nivel de ecosistema.
A la hora de tratar de aplicar enfoques ecosistémicos a la biodiversidad forestal, sobre todo en bosques sometidos a una creciente influencia humana, puede resultar útil plantearse algunas cuestiones clave.
En primer lugar, ¿las comunidades forman parte de los ecosistemas forestales?
En segundo lugar, ¿cuáles son las repercusiones de la explotación humana en los ecosistemas forestales?
En tercer lugar, ¿cómo pueden gestionarse los ecosistemas forestales para proporcionar a la sociedad moderna los bienes y servicios que demanda? Estos son los puntos clave y en el próximo artículo, se sugieren algunas líneas de actuación para el futuro. Quedan invitados a seguir leyendo.