Las poblaciones de aves disminuyen misteriosamente en un parque amazónico de Ecuador
El número de aves encontradas en la Reserva de la Biosfera del Yasuní se ha reducido a la mitad, según un estudio publicado a principios de este año: ¿Qué es lo que les ocurre?
Los bosques están en la mira de los conservacionistas, biólogos y científicos preocupados por el cambio climático.
Este estudio, arroja una bandera de alerta y es bueno detenerse a mirar el por qué de este fenómeno. Te lo contamos.
Estudios preocupantes: bosques en peligro
Algunos estudios demuestran que las aves en el Ecuador están desapareciendo a la mitad y otros estudios han mostrado una tendencia similar en selvas conservadas, señalando el deterioro del hábitat y los pesticidas como causas habituales del declive generalizado de las aves en el Hemisferio Norte, pero esto no explica el fenómeno en los lugares tropicales.
Los investigadores apuntan algunas posibles causas de los descensos, como indicios de reducción de la abundancia de insectos, pero el cambio climático es el sospechoso común en todos los casos.
Cuando John Blake y Bette Loiselle llegaron a Tiputini por primera vez, encontraron exactamente lo que habían estado buscando. Los dos profesores de la Universidad de Florida llevaban años trabajando en Costa Rica, estudiando cómo los recursos -las frutas en particular- influyen en la forma en que las aves utilizan su hábitat.
Pero cuando los bosques que rodean la Estación Biológica de La Selva, su antiguo lugar de estudio, empezaron a ser talados, se vieron obligados a cambiar de rumbo.
No se podían separar los efectos antropogénicos del cambio en el uso del suelo de los efectos del cambio en los recursos frutales y eso realmente nos motivó a empezar a buscar otros lugares para trabajar..
La Estación de Biodiversidad Tiputini forma parte de la Reserva de la Biosfera Yasuní, un área de 2,7 millones de hectáreas (6,6 millones de acres) de selva amazónica en el este de Ecuador y uno de los puntos de mayor biodiversidad del planeta. Un bosque tropical tan prístino como un investigador puede esperar acceder en la Tierra hoy en día.
Así decidieron que que era el lugar perfecto para iniciar un estudio a largo plazo sobre las aves pero en ese momento no se pensó en ese momento que íbamos a documentar descensos en la población de aves.
23 años después de su llegada a Tiputini, los dos científicos publicaron un estudio en Global Ecology and Conservation que muestra una tendencia alarmante.
Basándose en observaciones y capturas con redes de niebla en dos parcelas de bosque de tierra firme separadas por unos 1,5 kilómetros (0,9 millas), los investigadores documentaron un descenso del 50% en el número de aves individuales encontradas en la estación a lo largo de los años.
Los signos de disminución generalizada de la abundancia de aves no son nuevos. Los informes sobre la reducción de las poblaciones de aves en todo el continente en el hemisferio norte se han ido acumulando en los últimos 10 años.
Un estudio de 2019 publicado en Science que analizaba 529 especies en Estados Unidos y Canadá mostraba un descenso neto del 29% de su población en 48 años.
Eso supone 2.900 millones de aves menos de las que había en la década de 1970. Europa también ha sido testigo de reducciones generalizadas de población, con estudios recientes que muestran descensos en las aves insectívoras y semilleras y en las especies de aves comunes en su conjunto.
Los culpables parecen más claros en estos casos, con el deterioro del hábitat (debido sobre todo a la intensificación de la agricultura y la urbanización) y el uso de pesticidas a la cabeza. Pero no puede decirse lo mismo del Tiputini.
Durante los 23 años que duró el estudio de Blake y Loiselle, el bosque no sufrió ningún cambio inducido por el hombre.
De hecho, aparte de la caída ocasional de árboles, no cambió mucho. Tampoco había tierras de labranza cerca del lugar de estudio y, por tanto, no había efectos de los pesticidas.
No había caza -al menos de forma sustancial- en la estación, ni señales de patógenos o especies exóticas que pudieran explicar el declive.
Pero después de 2009, las poblaciones empezaron a disminuir sin ninguna causa visible.
Los científicos marcaron que fue probablemente alrededor de 2012 cuando realmente se vio que algo estaba sucediendo realmente de una manera negativa, algo que se llama coro del amanecer, típico de los bosques tropicales, en el que muchos pájaros cantan justo antes del amanecer. Y en los últimos 10 años se ha ido reduciendo cada vez más, con muy pocos pájaros cantando por la mañana.
Descenso de las aves en América Central y del Sur
Estos científicos no han sido los únicos investigadores que han observado un misterioso declive de las aves en zonas de bosque tropical poco alteradas.
Otros llegaron y realizaron informes, por ejemplo un estudio se llevó a cabo en un sitio del Proyecto de Dinámica Biológica de Fragmentos Forestales , con más del 90% de su superficie preservada.
El BDFFP es una región de estudio ecológico a largo plazo y a gran escala cerca de la ciudad de Manaos, capital del estado brasileño de Amazonas.
Otros científicos ya habían muestreado aves allí a principios de la década de 1980, asique los demás colegas comenzaron a entusiasmarse con poder reflejar lo que ocurría y llevar allí su ciencia, para ponerla al servicio de saber más sobre estas aves del bosque y los fenómenos en torno a estas especies.
Se suponía que el bosque, en su mayor parte virgen, serviría de región de control, un punto de referencia para comparar con las zonas fragmentadas y afectadas del BDFFP. Pero algo parecía raro en el lugar, sobre todo con las aves especializadas en comer insectos.
El pájaro hormiguero (Myrmeciza fortis) sigue a los enjambres de hormigas arrieras y solía ser muy común en Tiputini.
Entre las 79 especies de aves analizadas por científicos, 38 mostraron descensos en su abundancia entre 1980-84 y 2008-16, mientras que 24 mostraron aumentos.
A diferencia de los descensos generales observados en Ecuador, un gremio concreto -un grupo de especies definidas por la forma en que utilizan los recursos- sufrió la mayor parte de las pérdidas en el BDFFP. Once de las 14 especies (78,5%) que más disminuyeron eran aves insectívoras cercanas al suelo y terrestres.
Henry Pollock, profesor adjunto de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, dirigió otro estudio publicado en 2022 en PNAS que revela el declive generalizado de las aves en un bosque tropical protegido, esta vez en el Parque Nacional Soberanía de Panamá.
Él y sus colegas informan de que, entre 1977 y 2020, el 70% de las especies de aves capturadas en redes de niebla (40 de 57) mostraron reducciones en su abundancia -35 de ellas iguales o superiores al 50%-, mientras que solo dos aumentaron en número.
La región de estudio de Pollock, sin embargo, es un poco diferente de Tiputini y del lugar del BDFFP en el que trabajó Stouffer.
Las 22.000 hectáreas (54.363 acres) de Soberanía no presentan fragmentación ni cambios recientes en el uso del suelo, pero estaban atravesadas por una carretera asfaltada flanqueada por 25 metros (82 pies) de bosque de segundo crecimiento -un bosque regenerado recientemente- a cada lado hasta finales de los años setenta. La carretera se abandonó tras la creación del parque y ahora es una línea de tierra de 5 metros de ancho rodeada de bosque de dosel cerrado. En las últimas décadas, el parque también ha perdido conectividad con bosques vecinos más húmedos y de mayor altitud.
Los autores señalaron que estos factores probablemente explican el declive de algunas especies -en concreto las que se desarrollan mejor en bosques secundarios o se desplazan por paisajes altitudinales en estaciones concretas-, pero dada la cantidad y diversidad de aves afectadas, estos impactos no eran los únicos en la lista de sospechosos de los autores.
Un sospechoso común
Llovía mucho, incluso más de lo normal, recuerda John Blake, rememorando los graves episodios de La Niña que coincidieron con las primeras fases del declive de las aves del Tiputini. Afectaba a lo que podíamos hacer. Pensábamos que quizá esto también afectaría a las aves.
El exceso de lluvia anunció el declive de las aves de Tiputini. La abundancia de especies siguió disminuyendo incluso después de que La Niña remitiera, pero el tiempo inusual trajo el cambio climático a la conversación.
Aunque en Tiputini disminuyeron especies de varios gremios, los insectívoros -como en el BDFFP- fueron los más gravemente afectados.
Muchos de los insectívoros terrestres que habían sido relativamente comunes en los últimos 10 años desaparecieron de las parcelas, explican los científicos. Junto con otros científicos más, sugirió que una reducción en la abundancia de insectos causada por el cambio climático es probablemente parte de la explicación detrás de la misteriosa disminución de las aves.
Pollock y sus colaboradores también apuntaron a los efectos directos e indirectos del cambio climático como posibles causas de los descensos en Soberanía, como precipitaciones inusuales, aumento de las temperaturas, cambios en la abundancia de recursos y quizá incluso aumento de la depredación y el parasitismo.
Stouffer está de acuerdo. Dice que en la Amazonia central, sabemos que las estaciones secas son cada vez más calurosas y secas. Sucorazonada es que estas condiciones son fisiológicamente estresantes y también limitan algunas presas, todo lo cual hace la vida un poco más difícil. Según él, “un poco más difícil“ es todo lo que hace falta.
El tipo de tendencias poblacionales que estamos viendo probablemente no requieran una gran reducción de la reproducción o la supervivencia si las tendencias son constantes.
Stouffer y sus colegas no se limitaron a observar la abundancia de aves en el BDFFP.
En un estudio publicado en 2021 en Science Advances, dirigido por Vitek Jirinec, ecólogo asociado del Centro de Investigación de Ecología Integral, el equipo pudo vincular los cambios en el clima con ligeros cambios en el tamaño corporal de las aves.
Las 77 especies analizadas mostraron descensos en la masa media de los individuos desde la década de 1980, y un tercio de ellas también mostraron aumentos en la longitud de las alas.
Por regla general, los tamaños corporales más pequeños son más eficaces para dispersar el calor -y, por tanto, favorables en un mundo más cálido-, pero los científicos sospechan que hay algo más en esta reducción.
Los cambios morfológicos que observamos son coherentes con la necesidad [de las aves] de volar de forma más eficiente. Una cosa que me pregunto es hasta qué punto algo de esto -tanto el cambio en el tamaño corporal de las aves como el cambio en la abundancia- podría deberse a que a las aves les resulta un poco más difícil encontrar comida.
También se han planteado otras posibilidades para explicar los descensos. La idea de que se trate de fluctuaciones naturales a largo plazo en las poblaciones de aves, por ejemplo, no puede descartarse por completo.
Quizá se trate simplemente de una fluctuación normal en el número de aves, y dentro de otros 20 años las cosas vuelvan a subir. Sin embargo, dada la diversidad de especies y lugares afectados, ésta no parece ser la mejor hipótesis.
Ciertamente, el declive no se limita a la zona de Tiputini, porque los guías ornitológicos que trabajan a lo largo del río Napo han observado un declive de las aves durante el mismo periodo. No es algo relacionado únicamente con nuestras dos parcelas de estudio.
En Tiputini, las antorchas de gas también han sido señaladas como posibles culpables. La práctica fue supuestamente prohibida en septiembre de 2021, pero no se ha extinguido por completo.
Como las llamaradas de gas atraen a algunos taxones de insectos desde grandes distancias, sin duda son responsables de la eliminación de un gran número de presas para todos los organismos mayores que dependen de ellas como alimento.
También preocupa la posibilidad de que la combustión de gas natural aerosolice metales pesados.
Se avecina ¿Un panorama sombrío?
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