Los bosques: respiran con nosotros y los necesitamos para vivir

En este artículo te contamos porqué los bosques, sagradas islas verdes, son vitales, regulan el clima y debemos atesorar su existencia. 

No podemos sobrevivir en este planeta sin los bosques. En cierto sentido, respiran para la Tierra absorbiendo dióxido de carbono de nuestra atmósfera y produciendo a cambio el oxígeno que necesitamos. Y al almacenar este carbono, los bosques ayudan a regular el clima mundial, absorbiendo casi el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que producimos.

Los bosques también proporcionan combustible para cocinar y calentarse, plantas medicinales, alimentos, hábitats para la fauna y la flora, agua limpia, referencias espirituales y culturales y, para muchos, los medios para ganarse la vida. 

Alrededor del 70% de los animales y plantas del mundo viven en los bosques, mientras que más del 25% de la población mundial -cerca de 1.600 millones de personas- depende de los recursos forestales para su subsistencia, incluidos 1.200 millones que utilizan los árboles para producir alimentos y generar ingresos. 

El valor económico de estos servicios ecosistémicos se ha estimado en 33 billones de dólares anuales, el doble del PIB de Estados Unidos.

Sin embargo, a pesar de todo lo que los bosques hacen por nosotros, siguen sacrificándose al consumo humano insostenible, por nuestra cuenta y riesgo. 

Cada año perdemos 13 millones de hectáreas (32 millones de acres), lo que equivale a 26 veces el tamaño del Gran Cañón, o 60 acres por minuto. 

Para regenerar los recursos que ya consumimos, necesitaríamos un planeta y medio, mientras nuestra demanda sigue creciendo. Se hagan las cuentas como se hagan, no cuadran. Nuestros niveles actuales de consumo son insostenibles.

Bosques: la eterna demanda de madera

Mientras haya seres humanos en este planeta, habrá demanda de madera, pasta de papel y otros recursos forestales, y habrá empresas que se esfuercen por satisfacerla. 

Además, quienes viven y trabajan en los bosques siempre tendrán que alimentar a sus familias y mantener sus hogares. 

Las grandes desigualdades de nuestra economía mundial refuerzan la desesperación económica que, a su vez, alimenta la tala ilegal y la caza furtiva. 

La única forma realista de conservar nuestros bosques es aplicar prácticas de gestión forestal sostenible, un enfoque de conservación que ya ha demostrado su eficacia en casi 500 millones de hectáreas de todo el mundo.

Silvicultura sostenible

Para muchos, el término silvicultura sostenible puede parecer un oxímoron. 

¿Cómo puede ser sostenible una silvicultura que, por definición, implica la tala de árboles? 

La respuesta completa es compleja, pero si tuviéramos que reducirla a una sola palabra, sería equilibrio. 

El rasgo distintivo de la silvicultura sostenible, desde un punto de vista puramente ecológico, es la medida en que las prácticas forestales imitan las pautas naturales de perturbación y regeneración. 

La silvicultura sostenible equilibra las necesidades del medio ambiente, la fauna y las comunidades forestales, manteniendo unos ingresos dignos y conservando nuestros bosques para las generaciones futuras. 

Hay muchas medidas prácticas que una comunidad o una empresa pueden adoptar para proteger la salud y la longevidad de un bosque y, al mismo tiempo, obtener beneficios de la producción y venta de madera y otros productos forestales, como frutos secos, frutas, aceites y plantas.

En 1993, Rainforest Alliance cofundó el Consejo de Administración Forestal (FSC), una organización internacional que desarrolla y mantiene la norma de gestión forestal más respetada del mundo. 

Ellos certifican a las empresas forestales que cumplen los estrictos criterios medioambientales, sociales y económicos de la norma. 

También conceden certificados FSC de Cadena de Custodia para rastrear la madera certificada y otras materias primas desde el bosque hasta el fabricante y la estantería de la tienda, confirmando que un artículo que lleva las marcas de confianza FSC y Rainforest Alliance Certified contiene realmente productos certificados. 

Estas etiquetas facilitan a los consumidores concienciados la identificación y el apoyo a los productores responsables.

Más allá de la certificación de bosques sostenibles, también ofrece formación a comunidades forestales de todo el mundo sobre métodos diseñados para preservar los bosques, salvaguardar la vida salvaje, proteger a los trabajadores y, lo que es más importante, apoyar sus esfuerzos por ganarse la vida como administradores forestales responsables. 

Los ponemos en contacto con compradores que quieren abastecerse de productos forestales certificados, les formamos en habilidades empresariales como contabilidad y otras tareas organizativas, y les ayudan a conseguir financiación para que puedan reinvertir en sus negocios y seguir prosperando. 

La norma mundial del FSC comprende diez principios que abarcan una serie de criterios medioambientales, sociales y económicos. 

Aunque existen variaciones regionales en la forma de aplicar la norma -para satisfacer las necesidades específicas de los bosques, las personas y las economías de las distintas partes del mundo-, los principios básicos de la silvicultura sostenible siguen siendo los mismos:

Zonas protegidas y biodiversidad

La biodiversidad de un bosque -incluidos sus recursos hídricos, suelos, especies vegetales y poblaciones animales- debe conservarse. 

Esto significa que los gestores forestales minimicen la erosión y protejan los cursos de agua, eviten el uso de pesticidas químicos, eliminen los residuos adecuadamente, conserven las especies arbóreas autóctonas y mantengan la diversidad genética en sus tierras, reserven parte de su propiedad como zonas protegidas donde esté prohibida la tala (incluidos los bosques con pendientes pronunciadas que proporcionan un hábitat esencial para la fauna silvestre y/o cumplen una importante función cultural o espiritual en la comunidad local), y tomen otras medidas para garantizar la integridad del bosque. 

Los investigadores han descubierto que los lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y otras zonas protegidas se han beneficiado de la presencia de empresas forestales con certificación. 

Y estudios independientes realizados en África y Asia han demostrado que las empresas certificadas están haciendo un mejor trabajo que sus homólogas no certificadas en la protección de los grandes simios y otros mamíferos.

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