Reforestación: definición, repercusiones y retos en el mundo

¿Qué es la reforestación? ¿Cómo se define? ¿Es una estrategia eficaz? ¿Qué impacto tiene sobre los ecosistemas y el clima? ¿Hasta dónde hemos llegado? Echemos un vistazo a la reforestación.

Definición de reforestación

La reforestación se refiere al proceso de plantar nuevos bosques en zonas que han sido deforestadas, degradadas o dañadas, con el objetivo de restaurar los ecosistemas forestales y reducir los efectos del cambio climático. 

La reforestación se está desarrollando rápidamente en todo el mundo, tanto por razones ecológicas como económicas.

¿Por qué reforestar?

El desarrollo de las actividades humanas a lo largo de la historia ha provocado una disminución constante de las superficies forestales en todo el mundo. 

Hemos destruido grandes extensiones de bosque para desarrollar la vivienda, la agricultura y las actividades industriales. 

Esta deforestación tiene muchas consecuencias ecológicas, económicas y sociales. Los bosques son esenciales para la vida en la Tierra, porque proporcionan oxígeno, almacenan carbono, regulan el clima, protegen los suelos de la erosión y albergan una importante biodiversidad. 

En lo que respecta al clima en particular, como los árboles son sumideros de carbono, contribuyen a regular el CO2 en la atmósfera y, por tanto, ayudan a limitar la aceleración del calentamiento global. 

La desaparición de los bosques también tiene consecuencias para los ecosistemas y la biodiversidad. Muchas comunidades humanas dependen también de los bosques para su sustento y sus actividades de subsistencia.

Desde hace varios años, muchos expertos vienen sugiriendo que la puesta en marcha de proyectos de reforestación podría reportar beneficios medioambientales, sociales y económicos. 

Estos beneficios incluyen la restauración de sumideros de carbono, la recreación de hábitats para la biodiversidad, una mejor protección de suelos y paisajes, y el desarrollo de ecosistemas útiles para las sociedades humanas.

En países pioneros como Francia, la reforestación está en marcha desde hace muchos años, tras años de deforestación, sobre todo durante la Revolución Industrial. 

Hoy en día, la superficie forestal crece cada año por término medio. La tasa de forestación ronda el 30%, y el país cuenta con unos 16 millones de hectáreas de bosques. 

El Gobierno ha introducido políticas de gestión forestal para fomentar la repoblación, en particular animando a los propietarios a plantar árboles y concediendo subvenciones para la creación de nuevos bosques. 

Sin embargo, los nuevos bosques plantados no tienen las mismas cualidades que los bosques “salvajes” o “primarios”: a menudo son bosques cultivados dedicados a la explotación maderera.

Reforestación en Argentina

Greenpeace detectó en 2023, que en el norte de un país emblema de las extensiones verdes como Argentina, se deforestaron 51.600 hectáreas, un 25 % más que en el mismo período de 2022 (41 332 hectáreas). 

La situación peor y más preocupante en provincias como Chaco y Santiago del Estero, donde la mayoría de los desmontes son ilegales. 

Si bien existen programas de reforestación, es urgente colocar el tema en el candelero para que los actores puedan salvar los bosques en ese país, de una riqueza por su biodiversidad, única en el planeta. Por supuesto, en paralelo hay que buscar bajar las emisiones y que la reforestación no sea la única estrategia contra la crisis climática. 

Reforestación en el mundo

En todo el mundo, la reforestación es un tema de gran importancia, ya que muchas regiones han sufrido una deforestación masiva en las últimas décadas. 

Según las estimaciones, a pesar de los compromisos contraídos en 2021 en la COP 26 de Glasgow (Escocia) por los dirigentes de más de 100 países para reducir la deforestación, se han destruido casi 6,6 millones de hectáreas de bosques, es decir, un 4% más que en 2021. 

En estas zonas deforestadas están en marcha numerosos proyectos de reforestación, como la Gran Muralla Verde en África, que pretende plantar millones de árboles en la región del Sahel para luchar contra la desertización. 

Otros proyectos están en marcha en el Sudeste Asiático, América Latina y prácticamente en todas partes.

El desarrollo de la reforestación para compensar las emisiones de carbono

Estos proyectos de reforestación suelen estar vinculados a mecanismos emergentes de “compensación de carbono”. 

La compensación de carbono consiste en permitir a los agentes económicos “compensar” sus emisiones de CO2 financiando proyectos de reforestación, reduciendo así su huella de carbono.

El problema es que estos proyectos no siempre se llevan a cabo de forma coherente con los objetivos climáticos y ecológicos, por lo que los proyectos de reforestación no suelen ser muy eficaces.

El impacto ecológico y climático de la reforestación

Numerosos estudios e incluso organizaciones científicas como el IPCC han destacado el importante papel que puede desempeñar la reforestación desde el punto de vista ecológico y climático. 

El IPCC considera que la reforestación y otras “soluciones basadas en la naturaleza” serán esenciales en la lucha contra el calentamiento global. Sin embargo, la reforestación no es en absoluto una solución milagrosa a la cuestión climática.

El impacto ecológico de la reforestación y de los mecanismos de compensación del carbono es muy controvertido. Los proyectos de reforestación son a menudo monocultivos, mal mantenidos y los árboles no siempre sobreviven mucho tiempo. 

Por tanto, el carbono no se almacena a largo plazo y, lo que es peor, los efectos sobre la biodiversidad no siempre son positivos. Los estudios han demostrado incluso que la reforestación altera el ciclo del agua, y que reforestar los desiertos no es necesariamente una buena idea.

Es decir, la reforestación es una de las soluciones al calentamiento global, siempre que se supervise, regule y organice teniendo en cuenta objetivos ecológicos, y no objetivos económicos vinculados a los mercados de compensación, como ocurre hoy en día. 

La reforestación es sin duda una práctica importante para proteger el medio ambiente y la biodiversidad, luchar contra el cambio climático y apoyar a las comunidades locales. 

Pero no debe verse como una solución prefabricada a problemas complejos y, sobre todo, no debe verse como una excusa para seguir emitiendo CO2 sin dejar de deforestar.

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