Sostenibilidad del aguacate: ¿Cuál es el impacto social y medioambiental del aguacate?
Los “bosques“ de aguacates se han convertido en la última tendencia en el mundo occidental. Aparte de su sabroso sabor, tienen muchos beneficios para la salud y el bienestar humanos. Pero producirlos en cantidades industriales está perjudicando al medio ambiente y a las poblaciones locales: veamos el caso de México, principal proveedor de este demandado suministro
México, Chile, Colombia son algunos de los países proveedores de aguacate o palta, el alimento de moda en todo el planeta. Sin duda, hemos establecido una gran demanda de aguacates. Pero profundicemos en lo que ocurre con el suministro.
¿Por qué son tan populares los aguacates? ¿Cuáles son sus beneficios?
El aguacate es una fruta con hueso de textura cremosa que crece en climas tropicales.
A diferencia de otras frutas que se componen principalmente de hidratos de carbono, los aguacates tienen una consistencia inusual debido a su alto contenido en grasas saludables.
Pero lo más probable es que ya las conociera, ¿verdad? Especialmente si vives en Estados Unidos, donde se espera que en 2018 se consumieran 2,4 millones de toneladas de aguacates (3,1kg o 7libras/año/persona).
Pero, ¿de dónde vienen todos estos aguacates? Pues… ¡principalmente de México!
De los 5,7 millones de toneladas de aguacate producidas en 2016 en 564 mil hectáreas de tierra, el país azteca fue responsable de 1,9 millones de toneladas (33%), de las cuales alrededor del 37% se vendieron a Estados Unidos.
La República Dominicana y Perú, cada uno con 0,6 y 0,5 millones de toneladas producidas al año, respectivamente, conformaron los 3 principales productores de aguacate del mundo en 2016, seguidos por Colombia, Indonesia, Brasil, Chile y Kenia. Estados Unidos se sitúa como el 6º mayor productor mundial con 0,2 millones de toneladas de aguacates cultivados (el 90% de los cuales crecen en California).
Por otro lado, España es el mayor productor europeo de aguacates y ocupa la 15ª posición con 0,09 millones de toneladas producidas.
Los aguacates tienen un aspecto increíble, un sabor delicioso y muchos beneficios nutricionales.
Contienen vitaminas liposolubles menos comunes en otras frutas, tienen altos niveles de vitaminas B5, B6, K y E, proteínas y ácidos grasos insaturados. Un aguacate tiene, de media, el doble de potasio que un plátano.
Desde el guacamole a las tostadas de aguacate, la ensalada de aguacate, el helado de aguacate o el aceite de aguacate, los aguacates también tienen propiedades y beneficios muy interesantes que son reconocidos y utilizados por las industrias farmacéutica y cosmética.
Parece una fruta increíble, ¿verdad? En efecto, lo es, pero al igual que todas las demás materias primas producidas en masa, estos beneficios vienen acompañados de algunos costes (elevados). Averigüemos el impacto que los aguacates pueden tener en las personas y el planeta.
El impacto medioambiental de la producción de aguacate: ¿Son ecológicos los aguacates?
El problema medioambiental de los aguacates no es muy distinto del de otros alimentos que acaban convirtiéndose en materias primas, como el café, el aceite de palma, el azúcar, la harina integral o la soja.
Los aguacates también se cultivan en monocultivo, lo que significa que el mismo cultivo (los aguacateros) crece en la misma tierra año tras año, durante muchos años.
Esta técnica agrícola a gran escala puede ser (económicamente) más interesante para los inversores o los productores, pero a largo plazo puede ser muy perjudicial para el medio ambiente, lo que hace que la producción de aguacates sea insostenible. ¿Por qué?
Por muchas razones. En resumen, las plantaciones de monocultivo dejan el suelo con menos nutrientes y más vulnerable a las enfermedades, lo que lleva a la necesidad de utilizar muchos pesticidas y fertilizantes.
Ambos suelen contaminar no sólo los suelos, sino también la biodiversidad circundante (vidas humanas incluidas) si son arrastrados por las aguas de escorrentía hacia ecosistemas lejanos, como parece ser el caso del declive de las mariposas monarca en México.
Además, durante largos periodos de tiempo, los monocultivos también agotan el suelo, quitándole la mayor parte de sus propiedades minerales.
Al mismo tiempo, los agricultores de México y otros países han estado plantando aguacateros jóvenes bajo las copas de los bosques.
Luego, poco a poco, derriban arbustos y árboles viejos para proporcionar a los aguacateros mayor luz solar para que puedan florecer mejor – contribuyendo, por tanto, a la deforestación y, como consecuencia, al calentamiento global y al cambio climático.
Pero lo que realmente hace especial la producción del aguacate (por las razones equivocadas) es la cantidad de agua que consume.
Según algunos estudios, los aguacates se encuentran entre los 3 cultivos que causan más estrés hídrico en su región de producción y la investigación de la UNESCO muestra que tienen una huella hídrica media global de 1981 m3/tonelada.
Por ejemplo y a modo de comparación, los cultivos de uva tienen una huella hídrica de 608 m3/tonelada, lo que significa que los aguacates tienen un impacto hídrico muy fuerte. Pero el escenario en torno a la producción de aguacate está a punto de intensificarse.
El impacto social de la producción de aguacate
Para satisfacer la creciente popularidad de los aguacates, las importaciones desde México se han disparado.
Esto dio riqueza financiera a muchos agricultores y aumentó enormemente el número de personas empleadas por esta industria.
Sin embargo, también atrajo la atención de bandas del crimen organizado y cárteles de la droga como los Caballeros Templarios o el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Así que cuando usted compra un aguacate mexicano, lo más probable es que esté dando una parte de los ingresos a los delincuentes.
Chantajeando o sobornando a empleados de instituciones públicas, estos grupos organizados consiguen saber exactamente dónde están los productores de aguacate y cuánta tierra poseen.
Tras estimar los beneficios de los agricultores, les “piden” una (gran) parte de las ganancias. En América Latina o en África las cosas funcionan a la manera de plata o plomo.
Si los terratenientes se niegan a compartir sus beneficios, las bandas amenazan con matar a sus familias o quemar los cultivos de aguacates que necesitan para sobrevivir.
En la mayoría de los casos, y a pesar de que algunas ciudades luchan contra el poder de estos cárteles por la fuerza, muchos terratenientes se ven obligados no sólo a cumplir, sino también a pagar bajos salarios a sus empleados para que haya un mayor beneficio que repartir con los criminales.
Los beneficios del aguacate tienen un precio. ¿Qué podemos hacer?
Se podría pensar que comprar aguacates de otros países menos problemáticos solucionaría este problema.
Pero, ¿cómo podemos estar seguros de que los aguacates de la República Dominicana, Perú, Chile o Colombia son más sostenibles o se producen de forma más ética?
Sabemos muy poco sobre las prácticas ecológicas y las condiciones de trabajo de las personas que en lugares lejanos cultivan y cosechan los alimentos que compramos en el supermercado.
Esto no significa que debamos boicotear las importaciones de determinadas frutas u otros alimentos. Véalo más bien como una razón de peso para que dejemos de tratar alimentos como el aguacate como la última moda y dejemos de consumir alimentos extranjeros como si se produjeran, comercializaran y distribuyeran localmente.
De este modo, cuando se trata de alimentos “turísticos”, quizá deberíamos dejar de consumirlos menos como si hubieran sido cultivados en nuestros patios traseros.
Más bien, habría que consumirlos de forma más moderada y de vez en cuando – esto disminuiría la demanda y por tanto la oferta y ayudaría a luchar contra el impacto medioambiental de la producción de aguacates, especialmente la deforestación.
En cuanto al impacto social de los aguacates, junto con otros cultivos como el aceite de palma, el café o los plátanos, podemos buscar una etiqueta de Comercio Justo.
Esta certificación garantiza que las condiciones de trabajo y los salarios de los agricultores (y sus empleados) son justos y mejores que los de la mayoría de su sector. Si en cambio compramos un aguacate ecológico que no sea de Comercio Justo, no podremos asegurarnos de si los trabajadores locales han recibido un trato ético y si se ha protegido el medio ambiente.
Y seamos justos, y siguiendo el argumento de Joanna Blythman en su artículo de The Guardian: nutricionalmente hablando, ¿qué tiene un aguacate que no podamos conseguir en otro sitio?
Si buscas vitamina K, el brócoli o las coles la tienen. Si lo que buscas es vitamina E, hay mucha en el aceite de germen de trigo, las semillas de girasol o las almendras. El folato/vitamina B9 está en las alubias rojas, las lentejas o la coliflor.
Si se trata de aceites monoinsaturados, el aceite de oliva virgen extra y el aceite de sésamo o cacahuete son excelentes alternativas. Así que si no encuentras una etiqueta de comercio justo en tu aguacate y proceden de estos lugares cuestionables, y si te estás cuestionando si será ético comprarlo, recuerda que hay un montón de alternativas que pueden aportar los mismos beneficios.
La lección es que cuando elegimos una importación de moda y de tendencia como el aguacate, tenemos que estar seguros de que beneficiará a las comunidades que lo cultivan y al planeta que lo sustenta, y no sólo a nuestra salud personal y nuestros deseos alimentarios.
Recuerda que hay muchas alternativas, elige cultivos que crezcan localmente y no gasten tanta agua y ten en cuenta que para nosotros, los consumidores, la cuestión no es plata o plomo.
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