Tres prioridades para transformar el capital natural en fuente de riqueza para la población de la cuenca del Congo

¿Cómo hacer de los bosques una fuente de riqueza para las naciones? Te lo contamos en este artículo. 

La pregunta por hacer que los bosques sean colocados en el lugar que corresponde y se los valore como fuente de riqueza para las naciones está en el centro de los debates de la mayoría de los líderes y defensores del clima en la Cumbre de las Tres Cuencas. 

Cuencas del Amazonas, el Congo y Borneo-Mekong: el 80% de los bosques tropicales del planeta

Las cuencas del Amazonas, el Congo y el Borneo-Mekong representan por sí solas el 80% de los bosques tropicales del planeta y albergan dos tercios de la biodiversidad mundial.  

Estos espacios naturales desempeñan un papel esencial para garantizar el sustento de la población, al tiempo que contribuyen a regular el equilibrio mundial del carbono.

El papel de los bosques de la cuenca del Congo es inestimable para el continente. A menudo denominados los pulmones de África, representan el mayor sumidero de carbono del planeta, ya que sólo la República del Congo absorbe el 1,5% de todas las emisiones anuales de carbono.

La cuenca del Congo abarca seis países: Camerún, la República del Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial, la República Centroafricana y la República Democrática del Congo. Estos países se enfrentan actualmente al aumento de la deuda, la elevada inflación, los conflictos y los efectos del cambio climático. 

En general, el crecimiento regional ha sido insuficiente para reducir la pobreza extrema y crear empleo. 

En respuesta a estos retos interrelacionados, existe una necesidad urgente de que estos países diversifiquen sus economías y encuentren formas innovadoras de satisfacer sus importantes necesidades de desarrollo y financiación climática.

Sin embargo, la cuenca del Congo sólo recibe una pequeña parte de la financiación climática en comparación con el Amazonas o la cuenca del Mekong. La Cumbre de las Tres Cuencas es, en este contexto, una oportunidad única para reconocer los bosques tropicales como recursos vitales para el clima y la biodiversidad del mundo, ayudando a alinear las prioridades de desarrollo y climáticas de los países. 

Las tres prioridades siguientes son esenciales para que los líderes de África Central y sus socios tracen el camino hacia un futuro verde, resiliente e integrador:

1. Los bosques están amenazados. Aprovecharlos al máximo es esencial si queremos acabar con la pobreza en un planeta habitable.

Los bosques de la cuenca del Congo son un bien público mundial, no solo para las personas cuyo sustento depende de ellos, sino también para el resto del mundo. Los informes del Banco Mundial sobre el clima y el desarrollo de Camerún y la República del Congo han puesto de relieve que la riqueza de los ecosistemas de estos países no se ha traducido en riqueza económica y se ve amenazada por el cambio climático y las prácticas insostenibles. 

En Camerún, los cambios en la temperatura, las precipitaciones y la sequía que afectan a los bosques están exponiendo a la población a una mayor pobreza. Esta tasa podría quintuplicarse de aquí a 2050, pasando del 15% al 3%, si se aplicaran reformas acertadas y se invirtiera más en el cambio climático.

En la República del Congo, los bosques generan 260 millones de dólares en exportaciones de madera y almacenan más de 44.000 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono. 

En las zonas rurales, la pobreza podría reducirse en un 40% de aquí a 2050, si se aplicaran reformas más ambiciosas para promover la diversificación económica y la resiliencia climática. 

2. Un llamamiento para aprovechar al máximo la contabilidad del capital natural 

El capital natural de los países incluye sus recursos renovables – bosques, manglares, pesquerías y tierras – así como activos no renovables como los combustibles fósiles y los minerales. 

Aunque las estrategias de desarrollo de los países de la cuenca del Congo en el pasado y aún hoy se han basado en el petróleo y los minerales, ahora es necesario reflejar mejor la contribución del capital natural de los bosques y los servicios ecosistémicos en los sistemas de contabilidad nacional.

 Este es el primer paso para mejorar la gestión, protección y conservación de los bosques mediante una financiación climática basada en resultados, antes de reformar el sector forestal y prepararse para entrar en los mercados de carbono.

Esta es la razón por la que el Banco Mundial está trabajando con sus socios, incluida la Iniciativa Forestal de África Central (CAFI), los Fondos de Inversión en el Clima (FIC) y socios regionales como la Asociación Forestal de la Cuenca del Congo, entre otros, para establecer una plataforma y añadir valor a los activos naturales de los países, al tiempo que se aprovecha la financiación climática sostenible para permitir a las comunidades locales generar ingresos y contribuir a la economía forestal.

3. Centrar las estrategias de adaptación y acción climática en las personas 

Más de 75 millones de personas dependen de la rica biodiversidad y los ecosistemas de los bosques de la cuenca del Congo. 

Situar a las personas en el centro de la acción y la adaptación climáticas es esencial para neutralizar los peores efectos de las perturbaciones climáticas y darles los medios para iniciar el cambio hacia una transición ecológica, resiliente e integradora.  

La Cumbre de las Tres Cuencas de esta semana, organizada por la República del Congo, es una oportunidad para que líderes y activistas promuevan la iniciativa por un futuro verde, resiliente e integrador. 

Para lograrlo será necesaria la implicación de todos, mediante un firme compromiso de las personas, el sector privado y los gobiernos de todos los sectores, sin olvidar a la comunidad internacional. Podemos -y debemos- seguir trabajando juntos para lograr esta importante misión.

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