El koala enfrenta la extinción en Australia en el marco de una lucha crítica contra la pérdida de hábitat y el cambio climático.
Una especie más se extingue lentamente en nuestro planeta. Según la Fundación Australiana del Koala (AKF), sólo quedan 80.000 koalas salvajes en Australia, frente a los 10 millones de hace unos 200 años.
Esto hace que la especie esté “funcionalmente extinta”. Si estas cifras siguen disminuyendo, el koala estará al borde de la extinción.
El término “funcionalmente extinguido” puede utilizarse para animales cuyo declive está teniendo un impacto en la biodiversidad.
El koala no es depredador de ningún animal porque se alimenta exclusivamente de hojas de eucalipto, hasta 1 kilogramo por noche.
Por tanto, desempeña un papel importante en el ecosistema australiano, y más concretamente en los bosques. Sus excrementos se utilizan como abono y aportan nutrientes al suelo.
Esta clasificación también se utiliza para poblaciones cada vez más pequeñas y con problemas reproductivos. Este factor acelera la desaparición de la especie y aumenta el riesgo de endogamia. Por tanto, la viabilidad de las generaciones futuras es cada vez menor.
Destrucción del 80% de su hábitat natural
La principal causa del declive del koala es la pérdida de su hábitat natural. Aunque la especie está protegida por la legislación australiana, la mayoría vive en terrenos privados. Como consecuencia, el 80% de su hábitat ya ha desaparecido.
La población de koalas de Queensland y Nueva Gales del Sur se ve especialmente afectada por los fenómenos meteorológicos extremos (sequías, olas de calor, etc.) provocados por el cambio climático. En estas zonas, su población ha disminuido hasta un 80%.
El gobierno australiano debería encargarse de proteger los hábitats del koala en terrenos privados. Pide que el koala sea considerado especie “vulnerable” en todo su hábitat natural. Este sería un primer paso hacia una legislación de protección del koala y la primera legislación específica de una especie en Australia.
Ante esta situación crítica, es imperativo que nos preguntemos cómo cada uno de nosotros, desde nuestra esfera de influencia, puede contribuir a la conservación del koala y su entorno.
No se trata solo de una cuestión de preservar una especie emblemática, sino de mantener la integridad de un ecosistema que es vital para la salud ambiental de Australia y del mundo.
Los esfuerzos de conservación deben ir más allá de las políticas gubernamentales y las acciones de las ONG.
Se requiere un compromiso global que abarque desde la reducción de la huella de carbono para combatir el cambio climático, hasta el apoyo a prácticas sostenibles en el uso de la tierra.
La educación y la sensibilización pública son igualmente cruciales para cambiar la percepción de la sociedad sobre la importancia de la biodiversidad.
Un llamado a la acción
En el umbral de una posible pérdida irreversible, la historia del koala se convierte en un llamado a la acción.
La conservación de esta especie es un espejo que refleja la urgencia de actuar ante la crisis ecológica que enfrentamos. Salvaguardar al koala es, en última instancia, un esfuerzo por preservar nuestra propia existencia en este planeta.
Es un recordatorio de que cada especie juega un papel insustituible en la vasta y compleja red de la vida.
Por tanto, el futuro del koala y el nuestro están inextricablemente vinculados. La conservación exitosa del koala podría convertirse en un símbolo de esperanza y un modelo a seguir para la protección de otras especies amenazadas.
Como custodios del planeta, tenemos la responsabilidad y la capacidad de asegurar que el koala continúe siendo parte de nuestra rica herencia natural y no solo un recuerdo en las páginas de la historia. La hora de actuar es ahora.