La deforestación del Amazonas amenaza al jaguar y a la feroz águila arpía

El majestuoso jaguar y la espectacular arpía feroz son dos de las especies más emblemáticas amenazadas por la acelerada destrucción de la Amazonia, cuya extraordinaria biodiversidad corre peligro de desaparecer cuando la selva alcance su punto de inflexión climático.

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En el Pantanal, el mayor humedal tropical del mundo, un biólogo brasileño busca en la orilla señales de Ousado, un jaguar que sufrió graves quemaduras en los incendios del año pasado.

1.000 km más al norte, en el límite de la selva amazónica, otro especialista observa con sus prismáticos a un aguilucho, solo en su nido mientras sus padres luchan por encontrar comida.

El jaguar y el águila arpía son dos de las especies más emblemáticas amenazadas por la destrucción de la Amazonia, cuya biodiversidad corre peligro de desaparecer cuando la selva alcance su “punto de inflexión” climático.

Para los científicos, éste será el punto en el que un círculo vicioso de deforestación e incendios secará la selva, que, en un cambio irreversible del ecosistema, se convertirá en sabana, con consecuencias catastróficas para los más de tres millones de especies de plantas y animales que alberga.

Los “ríos voladores” están desapareciendo: El jaguar y la arpía feroz ya empiezan a sufrir

Ousado, un macho de cuatro años y 75 kg de peso, resultó herido hace un año en los incendios que asolaron el Pantanal, en plena sequía.

Esta inmensa región de praderas y sabanas inundadas, fronteriza con la Amazonia meridional, atrae a turistas de todo el mundo por su riqueza en fauna salvaje.

Pero casi un tercio de la zona ardió el año pasado, en gran parte como consecuencia de la sequía. Muchos animales murieron o resultaron heridos, como Ousado, que apareció con quemaduras de tercer grado bajo las patas, sin apenas poder caminar.

Los veterinarios trasladaron al felino de manchas amarillas y negras a una clínica especializada, lo trataron y luego lo reintrodujeron en la naturaleza con un collar con un dispositivo de seguimiento para controlar su recuperación, al parecer buena.

La destrucción del Pantanal está directamente relacionada con la del Amazonas. La selva, con sus 390.000 millones de árboles, genera vapor de agua que aporta precipitaciones a gran parte de Sudamérica a través del fenómeno de los “ríos voladores”.

Como ríos de niebla, se elevan hacia el cielo para formar largas nubes algodonosas impulsadas por el viento. Estos “ríos voladores” transportan más agua que el propio río Amazonas.

A medida que la gente tala la selva para dedicarla a la ganadería y los cultivos, ha disminuido la cantidad de lluvia que normalmente llegaría al Pantanal a través de los ríos voladores.

Considerado “casi amenazado”, el jaguar, el felino más grande de América, había encontrado su hábitat en el Amazonas. Pero en las dos últimas décadas, su población total ha disminuido entre un 20 y un 25%.

Amenaza de inanición

Conocida por su imponente envergadura, sus poderosas garras y los mechones de plumas de su cabeza, la feroz arpía, al igual que el jaguar, es uno de los mayores depredadores del Amazonas.

Pueden pesar hasta 10 kilos y se abalanzan con precisión sobre sus presas, que arrebatan de la selva: perezosos, monos e incluso ciervos. Pero a pesar de sus dotes de caza, las feroces arpías están amenazadas de inanición.

Estas águilas grises y blancas, que se aparean con el mismo individuo de por vida, tardan unos dos años en criar a sus hijos. Sólo crían un aguilucho cada vez, pero necesitan un territorio enorme para cazar lo suficiente.

Un estudio reciente ha demostrado que las arpías feroces no pueden sobrevivir en una zona deforestada en más de un 50%, lo que ocurre cada vez más en la periferia del Amazonas.

La deforestación y la tala ilegal las ponen en grave peligro de extinción en esta región. 

Esta zona está situada en el famoso “arco de la deforestación”. Como metáfora conmovedora de la difícil situación de las feroces águilas arpías, los periodistas de la AFP vieron cómo una de ellas se alimentaba de carne que le habían tendido cerca de un enorme camión que transportaba troncos gigantes de árboles del bosque.

“Hemos visto nidos en los que los aguiluchos han muerto de hambre porque los padres no podían llevarles suficiente comida”.

Una cuestión de supervivencia (la nuestra)

Es crucial proteger la biodiversidad amenazada de la Amazonia, y no sólo por su flora y fauna.

La naturaleza desempeña un papel esencial en la capacidad del planeta para proporcionar alimentos, oxígeno, agua, polinización y una miríada de otros “servicios ecosistémicos” de los que depende la vida.

La biodiversidad no es algo que se pueda recuperar, Es importante protegerla para nuestra propia supervivencia.

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