La flor más grande del planeta se encuentra en peligro de extinción. De acuerdo con una investigación llevada a cabo por científicos del Jardín Botánico de la Universidad de Oxford, y publicada en la revista especializada en botánica Plants, People, Planet, la gran mayoría de las especies de la flor conocida con el nombre científico Rafflesia tuan-mudae están bajo amenaza y al borde de la desaparición.
Sin embargo, solo una de las 42 especies del género se encuentra registrada en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Según los botánicos que participaron de la investigación, un 60% de las Rafflesias se halla en Peligro Crítico (CR, por sus siglas en inglés), lo que representa el quinto nivel más grave de este registro que evalúa el riesgo de las especies, solo por debajo de Extinta en Estado Silvestre y Extinta.
Los expertos esperan que este informe permita alertar a la población mundial acerca de los peligros que enfrenta esta flor tan peculiar e importante para los ecosistemas asiáticos. Además, demandan que las autoridades tomen medidas que contribuyan a su conservación, como mayores niveles de protección en sus hábitats y apoyo a las comunidades locales que las estudian y resguardan.
Rafflesia, la enorme flor en peligro de extinción
Su nombre científico, Rafflesia tuan-mudae, proviene del idioma malayo y significa “La flor del joven príncipe”. Fue descubierta y documentada por primera vez en las montañas Gunung Raja, en la isla de Borneo por un grupo de investigadores, en el año 1818. Y desde entonces se ha evidenciado la presencia de más de 40 especies de esta planta en las selvas tropicales de Indonesia, Malasia, Filipinas, y Sumatra, en el sudeste asiático.
Además de ser la flor de mayor tamaño del mundo, con ejemplares que llegan a medir más de 1 metro de diámetro y pesar más de 11 kilos, la Rafflesia, se destaca por tener enormes pétalos carnosos de color naranja con lunares amarillos o blancos. Pero además, muchos la conocen por el sobrenombre de “flor cádaver” debido a su inconfundible y desagradable olor a carne podrida.
Los botánicos explican que ese aroma es un mecanismo de defensa y supervivencia que la planta utiliza para atraer a las moscas carroñeras y otros insectos polinizadores, encargados de su fertilización.
¿Por qué se encuentra en peligro de extinción?
Los investigadores explican que, al tratarse de una flor parásito sin hojas verdes, estas plantas no realizan el proceso de fotosíntesis para vivir, sino que para obtener sus nutrientes dependen de los árboles y las lianas que les sirven de huéspedes. Pero actualmente, estos hábitats naturales se encuentran gravemente amenazados por la deforestación indiscriminada de los bosques tropicales del sur de Asia.
Asimismo, los científicos destacan que casi un 70% de las Rafflesias habitan en zonas del sudeste asiático que no están protegidas, por lo que son extremadamente vulnerables a la desaparición. Por otro lado, los bosques tropicales donde viven son de muy difícil acceso, lo que dificulta su estudio. Por este motivo, los botánicos temen que muchas de las especies puedan extinguirse incluso antes de que puedan ser descubiertas.
El plan para protegerlas
Con el objetivo de prevenir la desaparición de la flor más grande del mundo, los expertos de la Universidad de Oxford diseñaron un plan que involucra la participación de agentes gubernamentales, centros de investigación y organizaciones ambientalistas como Greenpeace o The Nature Conservancy.
En primera instancia exigen que los hábitats naturales de las Rafflesias sean protegidos del avance de los asentamientos humanos del sudeste asiático. En la actualidad, los bosques tropicales de esta zona del planeta están siendo deforestados a un ritmo más veloz que en cualquier otra región del planeta.
Pero además, los científicos esperan que las autoridades de los gobiernos asiáticos provean la infraestructura necesaria para desarrollar métodos que permitan recrear a las especies de Rafflesias más amenazadas fuera de sus hábitats naturales. Esto permitiría que la especie sobreviva fuera de aquellos lugares donde la destrucción de sus hábitats ya no tiene retorno.
Por último, los botánicos plantean la inversión en proyectos de ecoturismo en la región que conviertan a la Rafflesia en un nuevo ícono natural. Esto no solo permitiría que la población local conozca acerca de su existencia, sino que ayudaría a que los ciudadanos se involucren en su protección y conservación.