La deforestación reduce las lluvias de los bosques tropicales hasta en un 20%
Científicos de Reino Unido confirmaron que la deforestación tropical está vinculada con la escasez de lluvias.
Un nuevo estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Leeds (Reino Unido) y publicado en el prestigioso portal científico Nature, revela que la deforestación de las selvas tropicales del Amazonas o el Congo tiene relación directa con la disminución drástica de las precipitaciones en esas zonas.
Científicos y organizaciones ambientales como Greenpeace han advertido durante décadas sobre las terribles consecuencias para el medioambiente de la deforestación indiscriminada. Actividades humanas como la minería, la ganadería y la agricultura han llevado a una pérdida masiva de áreas forestales que origina graves repercusiones en los ecosistemas y los seres vivos.
Esta investigación contribuye a demostrar el complejo equilibrio que existe entre el accionar de los seres humanos y los fenómenos climáticos, tanto a nivel local como global. Además, sirve como un nuevo aviso sobre la importancia de conservar los bosques tropicales para mantener un clima más fresco y húmedo en todo el planeta.
A mayor deforestación, menores precipitaciones…
Callum Smith, Doctor de la Facultad de la Tierra y Medioambiente de la universidad británica a cargo del estudio, explicó que para realizar esta investigación debieron analizar imágenes satelitales y registros de precipitaciones tomados durante un período de 14 años (entre 2003 y 2017) de las selvas tropicales del Congo, el Amazonas y el sudeste de Asia. Gracias a estos datos pudieron comprobar la estrecha relación que existe entre la deforestación y la disminución de las lluvias en estas zonas.
Los antecedentes demostraron que las áreas deforestadas de estos bosques tenían una tendencia notable a ser más secas que aquellas donde no se habían talado árboles. Esta tendencia se mantenía incluso durante las estaciones secas, cuando el agua escasea, y en hasta 200 kilómetros a la redonda de las zonas afectadas.
El estudio también sirvió para exponer cómo las precipitaciones disminuyen a medida que aumenta la escala de tierras deforestadas. Durante la temporada de lluvias, la disminución alcanzó los 0,6 milímetros mensuales por cada 1% de zona deforestada. Esto podría deberse a que, al haber menos árboles, el proceso de evapotranspiración mediante el que el agua pasa de la tierra a la atmósfera, se vuelve más difícil.
Las consecuencias de la disminución de las lluvias
La pérdida de bosques tiene consecuencias devastadoras tanto para los ecosistemas forestales como para las comunidades que dependen de ellos. La reducción de las precipitaciones no solo provocaría un aumento de la escasez de agua, sino que además podría afectar negativamente los rendimientos de los cultivos.
Por otro lado, al haber menos lluvias aumentaría considerablemente el riesgo de incendios forestales. Asimismo, la falta de agua limitaría una de las funciones más importantes de los bosques en la lucha contra el cambio climático: su capacidad de almacenar dióxido de carbono. Esto tendría graves repercusiones en la biodiversidad, ya que pondría en riesgo a las especies que habitan estos ecosistemas tan importantes para la vida en el planeta.
Se calcula que una sola hectárea de bosque tropical puede albergar más de 300 especies de árboles y más de 40 mil especies de insectos. Solo en la selva amazónica se pueden encontrar más de 400 tipos de mamíferos, 400 especies de anfibios y más de 1300 especies de aves, entre ellos se destacan los jaguares, las anacondas y los guacamayos.
El impacto en la agricultura, ¿una paradójica esperanza?
Los expertos a cargo de la investigación sostienen que uno de los hallazgos más importantes de la misma es el impacto a corto plazo de la deforestación sobre la actividad agrícola. Según sus estimaciones, los cultivos disminuirían un 0,5% por cada 1% que se reduzcan las precipitaciones.
Teniendo en cuenta que el sector agrícola es uno de los principales responsables de la deforestación, los científicos y ambientalistas esperan que esta evidencia incontrastable sea tenida en cuenta e influya en las próximas decisiones de los gobiernos de todo el mundo a la hora de permitir la tala de árboles en los bosques tropicales.
En definitiva, este estudio es una nueva muestra de la necesidad urgente de conservar los ecosistemas tropicales. No solo con el objetivo de preservar su biodiversidad, sino también para proteger la estabilidad climática a nivel local y global. Las autoridades de cada nación tienen la obligación de exigir prácticas sostenibles de parte de las empresas forestales y de promover políticas que contribuyan a preservar los bosques.
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