Chile ha logrado avances significativos en la protección de sus áreas protegidas en los últimos años, con un territorio continental que cuenta con al menos 105 áreas bajo el resguardo de Conaf, equivalente al 21,3% del territorio continental. Además, las áreas protegidas en ecosistemas marinos ocupan el 42% de las 200 millas de Zona Económica Exclusiva. Estos esfuerzos han colocado a Chile en una posición destacada a nivel mundial en términos de resguardo de áreas terrestres y marinas. Sin embargo, a pesar de estos logros, aún queda mucho por hacer para garantizar un desarrollo sostenible y la preservación de la biodiversidad.
Un paso histórico hacia la protección de la biodiversidad
Después de 13 años de tramitación en el Congreso, el proyecto que crea el nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) fue promulgado como ley el 14 de junio pasado. Esta nueva institución representa un hito trascendental para Chile, ya que permitirá completar la institucionalidad ambiental del país y enfrentar de manera más efectiva la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad. La creación del SBAP es también una respuesta al llamado de organizaciones internacionales como Greenpeace, que han instado a Chile a fortalecer su marco institucional para la protección del medio ambiente.
La urgencia de proteger la biodiversidad
Hoy en día, enfrentamos una crisis climática y una amenaza creciente a nuestra biodiversidad. Se estima que un millón de especies están en peligro de extinción y que cada diez minutos desaparece una especie en nuestro planeta. La presión ejercida por los seres humanos y nuestro modelo de desarrollo es uno de los principales factores detrás de esta crisis. La conservación de la biodiversidad se ha vuelto una necesidad imperante. Son varias las organizaciones ambientalistas que han enfatizado repetidamente la importancia de tomar medidas urgentes para preservar la biodiversidad y mitigar los impactos del cambio climático.
Desafíos y oportunidades
A pesar de los avances en la protección de áreas protegidas, las funciones estatales relacionadas con la gestión de la biodiversidad están fragmentadas y aisladas en diferentes ministerios, lo que genera falta de coordinación. Además, es necesario incrementar el presupuesto destinado a la protección de la biodiversidad en Chile. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Chile gasta solo US$0,60 por hectárea protegida, muy por debajo del promedio de US$1,95 en América Latina y el Caribe. El nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas aborda estos desafíos al aumentar el presupuesto en un 57%, lo que permitirá una gestión más eficiente y coordinada de las áreas protegidas.
Herramientas para la conservación
El SBAP contempla la creación de nuevos instrumentos y potestades para el Estado de Chile en materia de conservación. Destacan la planificación ecológica, que definirá prioridades de conservación, y los planes de manejo para cada área protegida. Estos planes podrán variar en su objetivo, abarcando desde la conservación de ecosistemas amenazados hasta la restauración de áreas degradadas. Además, se reagruparán las categorías de áreas protegidas, adaptándolas a estándares internacionales establecidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Estas medidas fortalecerán la gestión y fiscalización de las áreas protegidas, incluyendo las áreas protegidas privadas.
Balance y desafíos pendientes
A pesar de los avances, Chile aún se encuentra lejos de alcanzar un modelo de desarrollo sustentable. Muchas áreas protegidas han sido vulnerables a actividades industriales, lo que plantea la necesidad de establecer usos permitidos y regular las concesiones en estas áreas. Según el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, en un 42% de las áreas protegidas en Chile se ha desarrollado o ha habido intenciones de desarrollar actividades industriales, como la minería o proyectos hidroeléctricos.
La creación del SBAP marca un verdadero cambio de rumbo en la gestión de la naturaleza y la biodiversidad en Chile. Este servicio representa una oportunidad para proyectar políticas a largo plazo, incluyendo la participación ciudadana y privada, y asegurando un manejo óptimo de nuestro patrimonio natural. La conservación del capital natural no es un obstáculo para el desarrollo, sino un impulsor de crecimiento sostenible y un legado para las generaciones presentes y futuras. El camino hacia el desarrollo sustentable implica reconocer que la conservación del patrimonio ambiental potencia el crecimiento y permite valorar y proteger la naturaleza para las generaciones por venir.