Los bosques franceses podrían emitir pronto más CO2 del que absorben

Bosque francés con árboles densos en ambiente natural

El aumento de la mortalidad forestal podría acabar convirtiendo nuestros bosques en una fuente neta de carbono, lo que contribuiría al calentamiento global. ¿Y si los bosques franceses dejaran pronto de ser sumideros de carbono?

Hoy en día, los bosques son objeto de gran atención. Como sumideros de carbono, los bosques interesan a todos los agentes económicos y sociales, sobre todo para los proyectos de reforestación y compensación de carbono.

Pero, ¿serán siempre los bosques sumideros de carbono? No es seguro. Porque, como consecuencia de la deforestación, el calentamiento global y la degradación de los ecosistemas forestales, los bosques almacenan cada vez menos carbono y, sobre todo, tienden a liberar una gran parte de él a la atmósfera.

Este fenómeno, que transforma los sumideros de carbono en fuentes netas de gases de efecto invernadero, ya se ha documentado en los bosques tropicales, sobre todo en la Amazonia.

Pero pronto podría afectar a Francia, si nos atenemos a la tendencia observada en el país en los últimos años y a los datos de los inventarios forestales disponibles en el informe CITEPA 2022. 

Entonces, ¿el bosque francés será pronto una fuente de CO2? Averigüémoslo.

¿Es el bosque un sumidero o una fuente de emisiones de carbono?

En primer lugar, es importante entender que los bosques son zonas que absorben y liberan carbono constantemente.

El carbono se almacena en los bosques, sobre todo a través del crecimiento de los árboles y la fotosíntesis, pero también se emite, por ejemplo, a través de la descomposición de la madera muerta.

En general, los bosques tienden a ser sumideros de carbono: absorben más carbono del que liberan, porque una gran parte del carbono se almacena de forma sostenible en forma de madera o materia orgánica.

Pero los bosques también pueden ser una fuente neta de carbono, sobre todo cuando las zonas forestales se degradan.

Si los árboles mueren y se descomponen, una gran parte del carbono almacenado vuelve a la atmósfera.

En determinadas condiciones climáticas o de humedad, la materia vegetal también se degrada y puede liberar carbono a la atmósfera en forma de metano.

Cuando estas fuentes de CO2 adquieren demasiada importancia (más que los nuevos árboles que almacenan CO2), el bosque se convierte en una fuente neta de carbono y, por tanto, contribuye al calentamiento global.

En resumen: un bosque sano tiende a absorber CO2, contribuyendo así a limitar el calentamiento global; por el contrario, un bosque debilitado o amenazado puede tender a liberar CO2 a la atmósfera.

El bosque francés, un sumidero de carbono amenazado

¿Cuál es la situación en Francia? Para saberlo, hay que fijarse sobre todo en los datos que arrojan los inventarios forestales. 

El informe CITEPA publicado en marzo de 2022 hace balance de las superficies forestales y de su capacidad de almacenamiento de CO2 desde los años 90 hasta 2020.

Paradójicamente, los resultados no son muy tranquilizadores. Vemos que la superficie forestal está creciendo: ha aumentado casi un 10% desde 1990. 

Pero a pesar de este crecimiento de la superficie, la capacidad de los bosques para almacenar carbono parece disminuir. Entre 2010 y 2020, los bosques franceses ya habrán perdido más de la mitad de su capacidad de absorción de carbono.

¿Cómo se explica esto? En primer lugar, se debe al aumento de la mortalidad de los árboles. 

Entre 2010 y el periodo actual, el carbono emitido como consecuencia de la mortalidad de los árboles se ha más que duplicado, según el informe del CITEPA. 

La mortalidad global de los árboles aumentó casi un 50% en ese periodo, con picos mucho más elevados en algunas regiones. 

¿Por qué ha sucedido esto? Por una combinación de factores ecológicos: mortalidad relacionada con el calentamiento global, los incendios y la sequía, pero también con la fragilidad de los árboles jóvenes plantados en monocultivo (o casi), y con enfermedades y parásitos, como la epidemia de escarabajos de la corteza que afecta a los bosques franceses.

Como resultado, cada vez más madera muerta se descompone y libera su carbono a la atmósfera. Mientras tanto, el número de árboles talados con fines económicos no ha disminuido.

¿Serán los bosques franceses emisores netos de CO2 antes de 2030?

La disminución de la capacidad de almacenamiento de carbono de los bosques franceses es realmente espectacular desde hace poco más de una década, mientras que venía aumentando (excluyendo catástrofes puntuales como la tormenta de 1999) desde los años noventa.

Parece, pues, que se ha alcanzado un punto de inflexión. Y si la tendencia se mantiene, el bosque francés podría convertirse en un emisor neto de CO2 antes del final de la década.

Por tanto, habrá que seguir de cerca los inventarios nacionales de superficies forestales durante los próximos años para evaluar el potencial de almacenamiento de CO2 de nuestros bosques.

Si nos fijamos en las curvas del informe del CITEPA, podemos ver que la disminución de la capacidad de almacenamiento se ralentizó a finales de la década de 2010. Pero los datos de 2021 y 2022 aún no están disponibles… Y con los incendios que se han multiplicado en los últimos meses, incluso a principios de 2023, es posible que asistamos a un nuevo aumento de la mortalidad de los árboles.

Se trata de una tendencia especialmente preocupante, dado que los bosques son las principales fuentes de captación de carbono en Francia. Sobre todo, los agentes públicos y privados dependen en gran medida de los bosques para “compensar” las emisiones de CO2 de sus actividades… 

Lo que podría resultar difícil si los bosques, debilitados por el calentamiento global y otras crisis ecológicas, dejan de almacenar carbono…

Contactenos

Para contactarnos rellena el siguiente formulario

Error: Formulario de contacto no encontrado.