Las especies invasoras amenazan los ecosistemas europeos

Especies Invasoras en Europa

En Europa se vigilan cerca de 66 especies invasoras. Un estudio reciente analiza la prevalencia y el impacto de estas especies en los ecosistemas europeos.

La crisis de la biodiversidad y los ecosistemas mundiales es el resultado de varios factores: la contaminación global y los pesticidas, la ocupación de espacios naturales, el calentamiento global, pero también de fenómenos como el desarrollo de especies invasoras.

Una especie invasora es una especie que se ha introducido en un medio que, por lo general, no es su medio nativo, y que se desarrolla lo suficiente como para amenazar la estabilidad de los ecosistemas. 

Ejemplos conocidos de especies invasoras son la tortuga de Florida: introducida en Europa, esta especie se desarrolla rápidamente e invade gradualmente los entornos, amenazando a veces a las especies endémicas. 

El avispón asiático, que, como su nombre indica, es originario de Asia, también se ha introducido accidentalmente en Europa, donde supone una amenaza para otros polinizadores.

Las especies invasoras son cada vez más comunes en todo el mundo, principalmente como consecuencia del comercio internacional y de especies vivas. 

Europa está especialmente expuesta a este fenómeno, que amenaza sus ecosistemas. 

Estas son las conclusiones de un reciente estudio del Centro Común de Investigación Europeo, que ha hecho balance de la presencia y las amenazas que plantean las especies invasoras en la Unión Europea.

En Europa, la Comisión Europea ya ha elaborado una lista de especies invasoras que deben ser objeto de seguimiento. Se trata de 36 especies vegetales y 30 animales introducidas en el continente en las últimas décadas y que se desarrollan con mayor o menor rapidez en los ecosistemas europeos.

La mimosa de los sauces, el árbol del ajo, la salvinia gigante o incluso el martín pescador triste, la perca sol o el siluro rayado figuran entre estas especies, que pueden encontrarse en todos los ecosistemas: medios marinos, bosques e incluso zonas urbanas.

Estas especies se encuentran en toda Europa, desde la Península Ibérica hasta Finlandia, pasando por la frontera rusa y Grecia. El estudio se basa en esta lista de 66 especies, y ha intentado evaluar la presencia de estas especies en entornos naturales, así como la presión que representan para estos ecosistemas y su biodiversidad.

Las regiones atlántica y mediterránea, especialmente afectadas

Los investigadores identificaron las zonas que sufren una mayor presión ecosistémica por parte de las especies invasoras. Sus resultados muestran que, aunque toda Europa está afectada por el fenómeno, algunas zonas lo están más que otras.

Es el caso de toda la fachada atlántica de Francia, sobre todo en el suroeste, de las zonas mediterráneas, especialmente en el norte de Italia, y, sobre todo, de una vasta zona continental que abarca los Países Bajos y Alemania.

Estas son las zonas que históricamente han sido las primeras en experimentar la presencia de especies invasoras, sobre todo como consecuencia del desarrollo del comercio internacional.

En estas zonas, hasta el 50% de las especies han sido “invadidas” por especies invasoras, ejerciendo una presión significativa sobre otras especies del medio ambiente.

Ecosistemas urbanos, agua y bosques amenazados por especies invasoras

¿Cuáles son los ecosistemas más afectados? Los ecosistemas urbanos, el agua dulce y los bosques.

Podría pensarse que la invasión de ecosistemas urbanos es anecdótica, pero constituye una amenaza tanto para los ecosistemas como para la vida urbana.

Por ejemplo, el knotweed japonés es una planta muy invasora que puede desarrollarse en pueblos y ciudades, ocupando el espacio urbano e impidiendo la fluidez del tráfico.

También es un quebradero de cabeza para los gestores de zonas verdes. La planta del ajo enano provoca importantes alergias. El 68% de los espacios urbanos están invadidos por especies alóctonas.

El 52% de las aguas dulces también están invadidas, con consecuencias diversas. Uno de los ejemplos más conocidos es el mejillón cebra, que migra de puertos y océanos a ríos y canales.

Esta especie invasora provoca el desarrollo de cianobacterias en el agua, lo que altera considerablemente los ecosistemas y debilita a las especies locales.

Tanto los bosques como las zonas cultivadas se ven afectados en mayor o menor medida. 

En el caso de los bosques, hay escarabajos de la corteza del abeto, que están diezmando parte de los bosques franceses y son una de las razones por las que los bosques franceses almacenan cada vez menos carbono.

Los prados también albergan el bálsamo del Himalaya, una planta muy invasora que contribuye a la erosión del suelo y destruye las redes de microorganismos del suelo.

El riesgo de las especies invasoras en Europa

Este estudio pone de relieve los riesgos que suponen las especies invasoras para los ecosistemas europeos. Y estos riesgos aumentan a medida que se agrava la crisis de biodiversidad, ayudada por el calentamiento global y la contaminación.

La lista de especies invasoras vigiladas en Europa casi se ha duplicado desde 2016. Casi todos los años se identifican nuevas especies invasoras en Europa, lo que contribuye al colapso de la diversidad viva del continente.

De ahí la urgente necesidad de poner en marcha una auténtica política de gestión de las especies invasoras y, más en general, de situar la protección de la biodiversidad en un lugar prioritario de las políticas medioambientales y regionales.

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