10 Servicios vitales de los ecosistemas: sustento de la vida en la Tierra: Parte 1
Desde el aire que respiramos hasta los alimentos que comemos, nuestra existencia depende de la intrincada red de servicios ecosistémicos que sustentan la vida en la Tierra. En este blog, nos sumergiremos en las maravillas de 10 servicios vitales de los ecosistemas y su profunda importancia para toda la vida en la Tierra.
Si quiere acompañarnos en este viaje que vamos a emprender a lo largo de una serie de artículos fascinantes sobre los ecosistemas vitales para el planeta ¡Sigue leyendo!
Vamos a desentrañar, también, las funciones esenciales de estos ecosistemas y a destacar su papel crucial en el sostenimiento de nuestro planeta.
Qué son los servicios ecosistémicos: definir los fundamentos de la vida
Los servicios ecosistémicos engloban la multitud de beneficios que los ecosistemas naturales ofrecen a los seres humanos y al medio ambiente.
Estos servicios son servicios de regulación, aprovisionamiento, culturales o de apoyo.
Cada categoría desempeña un papel vital en el mantenimiento del delicado equilibrio de los ecosistemas de nuestro planeta y en el bienestar humano.
Servicios de aprovisionamiento
1. Suministro de agua dulce: alimentar la sed de vida
El suministro de agua dulce es un servicio ecosistémico esencial que alimenta la sed de vida y sustenta el bienestar de todas las especies.
Desempeña un papel vital en el suministro de agua limpia para beber, desde la purificación del agua hasta la retención de agua, el riego y los procesos industriales.
Las fuentes de agua dulce, como ríos, lagos, embalses y acuíferos subterráneos, sirven de sustento a las civilizaciones humanas, satisfacen las necesidades diarias y permiten la productividad agrícola.
Sólo el 3% de toda el agua de la Tierra es agua dulce, y aún menos accesible para el uso humano.
Los humedales, como las marismas y los pantanos, actúan como filtros naturales, eliminando los contaminantes y las impurezas del agua a medida que ésta fluye.
Este proceso de filtrado natural no sólo nos proporciona agua potable limpia, sino que también ayuda a prevenir enfermedades transmitidas por el agua.
Los ecosistemas sanos también desempeñan un papel crucial en la retención del agua dulce a través del ciclo natural del agua. Los árboles, las plantas y otros tipos de vegetación ayudan a regular el flujo del agua, minimizando el riesgo de inundaciones y sequías.
Las marismas y los ecosistemas marinos también son componentes esenciales de nuestro suministro de agua dulce. Estos entornos de agua salada ayudan a regular los niveles de salinidad de las aguas costeras, evitando la intrusión de agua salada en las fuentes de agua dulce.
Los esfuerzos de conservación marina son cruciales para mantener la salud de nuestros ecosistemas, ya que todos están interconectados.
La contaminación, la sobrepesca y el cambio climático son amenazas importantes para nuestro suministro de agua dulce, y debemos tomar medidas colectivas para preservar estos servicios vitales de los ecosistemas.
La importancia del agua dulce va más allá del consumo humano.
También mantiene el delicado equilibrio de los ecosistemas y sustenta diversos organismos acuáticos y terrestres.
Sin embargo, la disponibilidad y la calidad del agua dulce se enfrentan a amenazas cada vez mayores, como la contaminación, el uso excesivo y los impactos climáticos.
Para garantizar el suministro continuo de agua dulce limpia y abundante, es crucial proteger las fuentes de agua, promover prácticas sostenibles de gestión del agua y concienciar sobre la importancia de preservar este precioso recurso para las generaciones presentes y futuras.
2. Producción de alimentos: cosechar la generosidad de la naturaleza
La producción de alimentos, impulsada por los esfuerzos de colaboración de agricultores, ganaderos y pescadores, nos permite cosechar las abundantes ofrendas de la naturaleza y mantener nuestro suministro mundial de alimentos.
Alrededor del 80% de los alimentos del mundo se producen en explotaciones familiares (es decir, explotaciones de menos de 2 hectáreas).
La agricultura y la pesca constituyen la columna vertebral de la producción de alimentos, garantizando que haya suficiente sustento nutritivo para satisfacer las necesidades de una población en crecimiento.
Los ecosistemas marinos desempeñan un papel crucial en la producción de alimentos, proporcionando una fuente de proteínas para miles de millones de personas en todo el mundo, representando el pescado alrededor del 17% de la ingesta mundial de carne.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, la agricultura es la principal fuente de contaminación en muchos países.
Los pesticidas, fertilizantes y otros productos químicos tóxicos utilizados contaminan el suelo, el agua y el aire y pueden permanecer en el medio ambiente durante muchas generaciones.
Además, las prácticas agrícolas han demostrado ser notoriamente insostenibles y han contribuido a la homogeneización de los ecosistemas del mundo.
No obstante, mediante prácticas agrícolas sostenibles, como la agricultura regenerativa, la agrosilvicultura y la rotación de cultivos, la agricultura puede aprovechar el poder de la Tierra para producir cosechas más abundantes de forma más sostenible.
Del mismo modo, la pesca es una importante industria que agota los recursos y extrae grandes cantidades de peces de nuestros océanos, lagos y ríos.
Sin embargo, mediante la captura responsable de pescado y marisco y la acuicultura, esta industria puede ser más sostenible y seguir proporcionando al mundo una fuente vital de proteínas.
La adopción de prácticas sostenibles en la industria agrícola y pesquera, junto con la conservación de la naturaleza, es por tanto esencial para mantener unos ecosistemas sanos y promover una producción alimentaria sostenible.
Los agricultores y pescadores que dependen de los recursos naturales deben ser conscientes de su impacto en el medio ambiente y tomar medidas para minimizarlo.
Adoptando prácticas más sostenibles, podemos garantizar que estos servicios de aprovisionamiento sean respetuosos con el medio ambiente y económicamente viables, y que puedan satisfacer nuestras necesidades nutricionales básicas, seguir abasteciendo a una población en crecimiento y apoyar las economías locales, los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria a escala mundial.
Los recursos genéticos son vitales para garantizar que los cultivos y el ganado sean resistentes a los factores de estrés medioambiental y puedan adaptarse a las cambiantes condiciones climáticas.
Al preservar la diversidad genética, tomamos medidas para garantizar que nuestros sistemas alimentarios sigan siendo robustos ante futuros desafíos.
¿Quieres saber más sobre la regulación del clima y el papel fundamental de los ecosistemas? ¡Lee la segunda parte!
Continuará…
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